Algo muy curioso ocurrió en la vida del apóstol Pablo cuando estaba en la ciudad de Filipos (actualmente en Europa del este). Pablo estaba evangelizando, predicando.

«Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de Salvación”. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, este se volvió y dijo al espíritu: “Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella”. Y salió en aquella misma hora», Hechos 16:16-18.

Observe, hay muchos puntos importantes aquí. Sabemos de la existencia de «espíritus de adivinación». El ser humano es, por naturaleza, muy curioso. Quiere tener poderes para conocer lo desconocido. Sabiendo esto, el diablo juega con la adivinación del futuro (hay tarotistas, videntes, horóscopo y «adivinación evangélica»).

Y note lo sagaz que era ese espíritu en la muchacha, en la época de Pablo, porque: ¿cuál era su estrategia? El diablo sabía que, con la prédica del Evangelio, las personas volvían en masa a la verdad, entonces intentó infiltrarse en el trabajo de Pablo. De la misma manera que hoy se infiltró el espíritu de la adivinación en las iglesias evangélicas, en esa época, ese espíritu intentó infiltrarse entre el grupo de Pablo.

Él decía: «Estos hombres que nos anuncian el camino de la Salvación, son siervos del Dios Altísimo». El diablo es capaz de decir la verdad con la intención de engañar. ¡Observe qué actitud maligna! Su intención era que el pueblo, al escuchar eso de la muchacha, pensara: «Bien, la muchacha también es una de ellos, también es de Dios, respalda su trabajo, entonces, podemos consultarle a ella también». Esta era la estrategia de ese espíritu engañador. Por este motivo, Pablo se alteró con ese espíritu porque sabía lo que estaba ocurriendo. En un momento de furia, se volvió hacia ella y le habló al demonio que estaba en su interior: «En el nombre de Jesucristo, ¡sal de ella!». Y el demonio salió.

Usted quizás ya tuvo una consulta con alguien o una persona sensitiva fue a su casa diciendo que tenía dones de adivinación, algo que incluso resultó ser verdad, pero el espíritu hizo eso mediante esa persona para ganar su confianza y después destruirlo. Tenga cuidado con eso. Dios no trabaja de esa manera. La profecía en la Biblia no está relacionada con adivinar algo particular en la vida de la persona. Huya de esos «profetas». Todo el «mensaje del Señor» que usted necesita está en la Biblia, y así no será engañado. Pablo no fue engañado porque el Espíritu Santo estaba en él, y él estaba en la Palabra.

La parte más interesante viene ahora: «Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades», Hechos 16:19. Es decir, detrás de aquella muchacha había hombres que la usaban para ganar dinero. Esos hombres solo querían ganancias.

Finalmente, Pablo y Silas fueron acusados falsamente, los golpearon duramente y fueron detenidos.

Pero vea qué interesante es lo que ocurre aun hoy: Pablo expulsó al demonio y esos hombres fueron sobre él. ¿Y no es eso lo que ocurre cuando el Evangelio es predicado y la luz llega a las personas? ¿No es interesante que, a causa del Evangelio, las ganancias de alguien se terminen? Si las personas les daban dinero a las empresas de cigarrillos y ahora ya no les dan, la empresa pierde ganancias. El Evangelio les quita las ganancias a las religiones, a los gurús. La persona vive, a partir de esto, una vida disciplinada y, de esta manera, ya no necesita las cosas que el mundo le mintió diciendo que las necesitaba.

Vea cómo se repite la historia. Y observe el odio que hay contra las personas que llevan liberación. Entonces, el que quiera ser un «Pablo» debe estar preparado para ser perseguido.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.