ESTA ES LA LEY DE LA CASA – ¿USTED LA CONOCE?
En todos los lugares a los que usted va hay algún tipo de ley o regla. Sin embargo, las leyes deben existir principalmente en su vida, porque no son para perjudicarlo, sino para librarlo de los problemas de los cuales le será difícil salir
¿Usted sabe qué es la «ley de la casa»? Ya le diré cuál es el fragmento bíblico que se refiere a este término. El propio Dios habló con el profeta Ezequiel. Sin embargo, para contextualizar, usted probablemente vive en una casa; y donde vivimos hay reglas. En realidad, usted encontrará leyes en cualquier lugar. Incluso, los anarquistas aplican una ley sin saberlo: «Nuestra ley es no tener leyes». Ellos deben obedecer esa ley que se impusieron a sí mismos. En otras palabras, siempre existirá «la ley de la casa».
Un padre dice: «Hijo mío, mientras vivas en mi casa, serás así». Entonces, el dueño de la casa es, normalmente, quien dicta las reglas. Cuando una casa tiene leyes y todos las respetan, funciona bien. Las leyes y las costumbres tienen una razón de ser.
En el Templo de Salomón, las personas no pueden entrar con su celular, y algunas prefieren no tener tiempo con Dios que entrar sin su celular. Sin embargo, cuando van al aeropuerto, ellas se quedan sin el celular. ¿Por qué está esa «ley»? Imagine: son diez mil personas en el Templo, ¿cómo vamos a controlar a diez mil personas con los celulares prendidos? Además, si tiene el celular en su mano, lo mirará, porque este grita por su atención.
Dios le da a Ezequiel la visión de cómo sería el templo perfecto y de cómo las personas deberían comportarse tanto dentro como alrededor del templo.
«Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.» Ezequiel 43:12
En otras palabras, el lugar donde el Templo se edificaba se consideraba santísimo, algo totalmente separado de los demás lugares. Era el respeto y la separación más grande entre lo santo y lo común, lo ordinario y lo profano. Dios quería que las personas trataran Su casa con temor, respeto y reverencia, no como trataban otros lugares. Por ejemplo, una persona debía presentarse con sinceridad, aunque estuviera cargada de pecados. Esta era la ley de la casa, que las personas trataran el lugar con santidad.
En el jardín del Edén, Dios dejó a disposición de la humanidad todo, excepto el árbol del jardín. Dios le dio todo al hombre, pero solo le pidió un poco de respeto, para que él pudiera tener todo, pero con límites. A veces, las personas piensan que la felicidad es hacer todo lo que quieren, pero, en realidad, se vuelve esclava de sus deseos. Nuestras voluntades son contra nosotros. La verdadera felicidad proviene de «puedo hacer eso, pero elijo no hacerlo, porque sé que generará malas consecuencias.
Usted es una casa, un templo. Si no tiene «la ley de la casa», cosas de las que diga «eso no lo hago», será esclavo de sus voluntades, atrayendo muchos dolores para sí mismo y para las personas que están a su alrededor.
La ley es para protegerlo a sí mismo y para protegerlo de los problemas de los que no podrá salir.
Piense al respecto viendo el siguiente video.