thumb do blog Renato Cardoso
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YA NO LES PEDIRÉ EXPLICACIONES A ADÁN Y EVA

Usted también debió haber pensado como yo: «¡Cuando me encuentre con Adán y Eva les pediré explicaciones!», pero ¿ya se detuvo a pensar que nosotros nos equivocamos más que ellos? Vale la pena ver el video y reflexionar al respecto

Ya lo dije aquí y en otros lugares innumerables veces que, cuando llegue al cielo, tendré una conversación muy seria con Adán y Eva: «Escuchen, ¿por qué comieron el fruto de ese árbol?».

Muchas personas tienen la fantasía de cuestionar, de echar en cara lo que ellos hicieron. Pero, como últimamente he pensado mucho en este pasaje del jardín del Edén, pensándolo bien, me quedaré en silencio, ¿sabe por qué? Porque me imagino que, si le echo en cara a uno de ellos esto: «¿Por qué comieron de ese árbol y dejaron como herencia tantos problemas en la tierra, a tantas personas sufriendo a causa de su decisión?». Probablemente, me responderían: «Actuamos mal, de eso no hay dudas. Pero no sabíamos, no teníamos historia, no teníamos antepasados, no teníamos referencia de alguien que haya comido de ese árbol y que le haya ido mal. Nosotros fuimos los primeros; desobedecimos al Padre, fuimos ingenuos, nos equivocamos muy mal. Pero ¿y ustedes? Después de saber todo lo que sucedió con nosotros, ¿aun así eligieron mal?».

Pensándolo bien, dejaré ese asunto de lado, no hablaré con ellos, hoy entiendo. Dios me dio ese entendimiento y la madurez de comprender que nosotros actuamos peor que Adán y Eva, porque tenemos historia, no solo la de ellos, también la de nuestros padres.

Son innumerables los ejemplos de decisiones que siempre salieron mal, e incluso así muchas veces repetimos esas decisiones y comportamientos equivocados de nuestros padres.

La persona piensa que con ella será diferente, que hará cosas equivocadas y que no la agarrarán. Podría nombrar muchos ejemplos. El ser humano no aprende con los errores de sus antepasados ni con los suyos.

Por lo tanto, si usted tiene algún resentimiento contra Adán y Eva, ponga un espejo delante de usted y entenderá que ya se equivocó y lo hace todos los días.

Debemos aprender con los errores del pasado, es decir, cada vez que resistimos al «no» de Dios, cosecharemos el mal. Recordando que, cada vez que Dios nos dice «no» es porque Su «sí» es definitivamente mejor. Y no siempre nos dirá «sí». Tenemos el libre albedrio de obedecer o no; ni el diablo puede meterse en eso. Él está para tentar y Dios para aconsejar. Sí, usted puede elegir.

Entienda que no fue por casualidad que, cuando Dios creó el jardín del Edén, puso el árbol en el medio. ¿Por qué no lo puso en un lugar de difícil acceso? Porque, si no existiera ese árbol en medio del jardín, otra cosa lo haría. El consejo es: Nada puede ocupar el centro de nuestra vida, a no ser Dios.

Para nuestra propia seguridad, Dios debe ocupar el centro de nuestra vida. Si Él no ocupa ese lugar, algo o alguien lo hará y se volverá su dios. Si eso pasa, se volverá esclavo de eso y padecerá por su causa. Usted perderá el jardín del Edén.

Si Dios está en el centro de nuestra vida, todas las decisiones deben pasar por Él. De esta manera, acertaremos y mantendremos el paraíso en nuestra vida.

Vea el video y escuche el mensaje completo.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso