HORRIBLE DE HACER, MARAVILLOSO HABERLO HECHO
Hay una guerra en su interior, dos voces, la del bien y la del mal, disputando su atención. La decisión es suya, ¿a cuál le dará oídos?
Hay muchas cosas en la vida que son horribles de hacer, pero maravillosas después de hacerlas. Por ejemplo, hacer ejercicio físico. Si no fuera malo, todos lo harían, pero después de que lo hacen se sienten bien por haber invertido en su salud. Perdonar a quien lo lastimó tampoco es agradable, pero, después de perdonar, la sensación de alivio es maravillosa. Hay muchas cosas así en la vida: horribles de hacer, pero maravillosas después de haberlas hecho. Si presta atención, la mayoría tienen que ver con una vida disciplinada, regulada.
Sobre este asunto, el apóstol Pablo dijo:
«Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.» Romanos 7:18-19
Él se refería a la guerra que hay en el interior del ser humano, la de querer hacer el bien y no lograrlo, y la de no querer hacer el mal y terminar haciéndolo. El éxito en la vida depende de vencer esa guerra.
«Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios. Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?» Romanos 7:22-24
¿Por qué hay guerras, destrucción, enfermedades y miseria en el mundo? Porque el ser humano sigue su propia voluntad y no la de Dios. Cada vez que usted siga su voluntad, esta lo llevará a la miseria. Sin embargo, si quiere ser libre, someta su voluntad a la voluntad de Dios.