PLANES Y OBJETIVOS: HASTA QUE LO GOLPEAN EN LA CARA
Entienda la importancia de tener una meta en su vida, porque los planes cambian y se frustran, pero usted no puede abandonar una meta digna, porque siempre va a mantenerlo de pie, hasta el fin.
Su objetivo debe ser fijo y claro. Los planes, siempre que sean posibles, manténgalos, pero esté preparado para dejarlos de lado.
Deje que me explique: muchas personas se frustran, porque los planes no se concretan como esperaban. En nosotros existe un cierto deseo de proyectar, y eso viene de Dios, que sabe el presente, el pasado y el futuro; que proyecta, que ya sabe de todas las cosas.
Las profecías son planes, cosas que Dios ya determinó. La diferencia es que Él es Dios, lo que planea no vuelve atrás, usted quiera o no. Nadie va a lograr impedir los planes de Dios, que son inmutables. Nadie puede decir: «Voy a arruinar los planes de Dios». Incluso Satanás piensa que, a veces, puede bloquear los planes de Dios y, cuando menos lo espera, está contribuyendo con los planes de Dios.
A veces, logramos realizar nuestros sueños y proyectos, pero otras no. Lo que sucede es que, cuando nuestros planes no se realizan de la manera que queríamos, la tendencia del ser humano es entristecerse, perder las ganas de luchar. Muchos padres se frustran con los hijos, muchos hijos se frustran con los padres, las personas piensan: «A determinada edad me voy a casar, a tal edad voy a tener eso», las fechas comienzan a pasar y ellas se rebelan, se ponen ansiosas, se entristecen y desisten de la vida.
Hay personas con depresión que toman medicamentos, porque sus planes no se realizaron. Ellas no entienden la diferencia entre plan y objetivo. Los planes son maleables. Uno de los grandes luchadores de boxeo de todos los tiempos, Mike Tyson, dijo: «Todos tienen un plan hasta que los golpean en la cara», refiriéndose a cuando él y otros entraban al ring y tenían un plan de lucha, pero al ser golpeados en la cara, todo «se iba cuesta abajo». Así es la vida. A usted lo golpean y se pregunta: «¿Y ahora?», ahora es intentar ponerse de pie, si no, va a ser golpeado en la cara y va a ser noqueado.
La vida nos prepara sorpresas, por eso, lo importante es tener objetivos (esto es más importante que tener planes, porque el objetivo no puede cambiar).
Por ejemplo: usted tiene conocimiento de la Salvación de su alma, ¿cuál tendría que ser su objetivo? No tiene que ser comprarse un auto, o «quiero casarme con esa persona y no sirve nadie más», su objetivo tiene que ser el cielo, por encima de todo.
Pablo dijo en un texto muy conocido, pero muchas personas no entienden lo que explicó: «No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús […] prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús», Filipenses 3:12,14.
No que ya lo haya alcanzado, él reconoce las imperfecciones, que aún no tenía lo que quería; «prosigo hacia la meta», se refería a la meta de la Salvación, alcanzar el cielo.
Si usted analiza la vida de Pablo en las Escrituras, verá que ciertos planes que tenía no los concretó, pero no se equivocó en la meta. Y lo más importante: Se mantuvo en el plan de Dios, porque tuvo objetivo. En el camino, tuvo enemigos, distracciones, muchas cosas para desviarlo, pero no perdió el objetivo.
Si usted tiene su objetivo en Dios, lo que hace hoy va a ser influenciado por esa meta. Lo que hago hoy tiene que acercarme más de la próxima meta y no alejarme. Los planes cambian. Muchas veces, ellos nos obstaculizan, porque nos quedamos enyesados. No importa las veces que su plan fracase, si tiene una meta, va a tener fuerzas.
¿Quiere decir que no va a hacer planes? Téngalos, pero no se case con ellos, tenga planes, pero si lo golpean en la cara, recuerde la meta, prosiga hacia la meta.
Piense al respecto y verifique el mensaje completo.