La duda no existía al principio de la creación. Solo había convicción, porque el ser humano solo conocía el bien. Pero, debido a una conversación que el diablo mantuvo con la mujer, él le sugirió que desobedeciera a Dios para que la pareja se hiciera conocedora del bien y del mal (Génesis 3). La mujer optó por conocer también el mal. Desde entonces, el bien y el mal están en nuestro interior, ahí es donde entra la duda.

En la Biblia, encontramos: «Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico» (Romanos 7:19). Esto es una herencia del pecado.

Entonces, ¿qué debemos hacer para vencer las dudas? Volvamos al Jardín del Edén, cuando solo había una elección: El bien. Si usted quiere vencer la duda, debe eliminar la opción del mal. No puede evitar escuchar la voz del mal, pero puede elegir no obedecerla. Elija la voz de Dios, enfóquese en el bien.

El Señor Jesús enseñó sobre esto cuando un hombre llamado Jairo buscó Su ayuda para su hija que estaba en casa. La hija murió y le dieron la noticia al padre. Por un lado, estaba la información de la muerte de su hija y, por otro, el Señor Jesús, quien le dijo: «… No temas, cree solamente» (Marcos 5:36). Jairo podría haber dicho: «No te preocupes más, Jesús. Prepararé el velorio». Incluso podría haber guardado rencor contra Jesús por haber tardado. Pero ignoró la mala noticia y continuó con el Señor Jesús.

La duda corre por nuestras venas debido a Adán y Eva, pero usted puede elegir escuchar la voz de Dios. Por eso necesita leer la Biblia cada mañana, ir a la iglesia para escuchar la Palabra. Esta es la manera de vencer la duda: creer solamente en la Palabra de Dios.

Es una cuestión de decisión. Reflexione sobre esto a través del siguiente video.