thumb do blog Renato Cardoso
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PABLO ESTALLÓ, PERO DIOS TENÍA OTROS PLANES

No siempre la voluntad de Dios está alineada con la nuestra. Por eso, no se deje llevar por sus impulsos y frustraciones

La voluntad de Dios no siempre está alineada con nuestra voluntad (y viceversa). Entre tantos pasajes de la Biblia que muestran esto, está el momento en el que el apóstol Pablo llegó a la ciudad de Corinto y fue a la Sinagoga, el sábado, y allí anunció que el Mesías tan esperado ya había llegado. Él presentaba las Escrituras y predicaba a los judíos, pero encontró mucha resistencia.

«Pero cuando ellos se le opusieron y blasfemaron, él sacudió sus ropas y les dijo: Vuestra sangre sea sobre vuestras cabezas; yo soy limpio; desde ahora me iré a los gentiles» (Hechos 18:6).

En otras palabras, Pablo dijo: «¡Basta! Ya es suficiente. No seguiré insistiendo con ustedes, que son orgullosos. La Palabra no entra en ustedes. Entonces, me iré con los que no son judíos». No fue un estallido de ira gratuito. Eso ya se había acumulado durante mucho tiempo en la vida de Pablo.

Sin embargo, nuestra voluntad no siempre está alineada con la voluntad de Dios. Pablo entró en la casa de un hombre gentil que vivía cerca de la Sinagoga. Ese hombre creyó, y en la casa de ese hombre, Dios habló con Pablo: «Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles; porque Yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque Yo tengo mucho pueblo en esta ciudad» (Hechos 18:9-10). Y se quedó allí un año y seis meses enseñando en ese lugar.

La voluntad de Pablo era irse. Pero Dios le dijo: «Pablo, lo entiendo, sé que estás cansado, pero recuerda que Yo estoy contigo y tengo mucha gente en esta ciudad. No te ocurrirá nada malo».

Pablo no solía quedarse mucho tiempo en un lugar, pero allí continuó predicando, porque muchos querían escuchar.

Muchas veces, estamos decididos a hacer algo, pero Dios tiene otros planes.

Tal vez, usted le diga a su esposo: «Ya basta». Sin embargo, puede que Dios tenga otros planes. ¿Cuántas parejas hemos visto que llegaron a la Terapia del Amor y Dios hizo un milagro? La voluntad de Dios era hacer de esa situación un testimonio, pero en el calor del momento, la pareja quería separarse.

¿Usted realmente quiere hacer la voluntad de Dios en su vida? ¿Cree que la voluntad de Dios es mejor? Debe creer de verdad. No siempre nuestra voluntad es lo mejor para nosotros. Si usted dice: «Creo, aunque no lo entienda en este momento», tome su voluntad y entréguesela a Dios. Diga: «Señor, hágase Tu voluntad y no la mía».

Por lo tanto, por muchas ganas que tenga de explotar ante una situación, siga la voluntad de Dios. ¿Ya Le ha preguntado cuál es Su voluntad sobre lo que debe hacer? Al final, puede estar seguro de que será la mejor decisión que haya tomado en su vida.

Reflexione sobre esto con el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso