LA PUERTA DE SALIDA DEL SUFRIMIENTO
¿Usted se pregunta por qué su vida está tan atribulada? ¿Está cansado de sufrir? La salida para ese sufrimiento está en la puerta del arrepentimiento
Anótelo porque entrará en la prueba: muchos no saben que la salida del sufrimiento pasa por la puerta del arrepentimiento.
Tal vez se haya preguntado: «¿Cuándo me dará una tregua la vida? Porque solo he estado sufriendo derrota tras derrota». Pero debemos recordar que la salida pasa por la puerta del arrepentimiento. No es difícil entender esto, porque, cuando miramos la historia humana, entendemos que el sufrimiento entró por medio del pecado. A causa de la desobediencia, los problemas sobrevinieron sobre la vida humana.
Hay personas que cargan un pecado escondido o descarado. Lo escondido es peor, porque la persona lo esconde y, por fuera, “se la da de santa”. Puede engañar a los demás, pero no se engaña a sí misma, no engaña a Dios ni al diablo.
Dios no necesita castigar al ser humano por sus pecados, son los propios pecados los que generan consecuencias en la vida del pecador. Cuando pecamos, quedamos en deuda con la muerte, porque la paga del pecado es la muerte. Somos servidores de quien obedecemos. Entonces, cuando obedece a Dios, usted está bajo Su protección, pero, cuando desobedece a Dios, automáticamente obedece al diablo; por lo tanto, él tiene libre acceso para destruir su vida.
Hay muchas personas que están enfermas, que se someten a tratamientos y que incluso oran a Dios para que las cure, pero la cura no puede llegar antes que el perdón. Jesús, antes de curar a las personas, las perdonaba. En Marcos 2, vemos que Jesús perdonó al paralítico y, después, fue curado.
Pero hay personas cuya reputación se ha vuelto su dios, porque prefieren sufrir antes que resolver su pecado. Tal vez usted vive como un niño asustado en la oscuridad, porque este pecado escondido le produce miedo; no tiene paz con Dios ni consigo mismo. El rey David dijo que, mientras encubrió sus pecados, sus huesos se pudrieron.
Estoy diciendo que hay una salida para este sufrimiento: el arrepentimiento. Es reconocer el error que cometió, dejar de explicarse, de justificar su pecado. Significa confesarlo a quien le corresponde (cuando implica a alguien, cuando afecta a alguien). Si es posible, repare el daño causado y, por último, cambie su comportamiento. No pida perdón si no tiene la intención de cambiar.
Si atraviesa esa puerta, habrá perdón, libertad; no obstante, si se queda en esta prisión, perderá su alma. Por eso Dios le ofrece la oportunidad del arrepentimiento.
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