COQUETEANDO CON EL MAL
Desviarse del camino del mal está a su alcance. No piense que es inmune a las caídas, evite arriesgar su vida y nunca se confíe. Recuerde: las consecuencias pueden ser severas
En la oración del Padre nuestro, el Señor Jesús nos enseñó a pedirle al Padre que no nos dejara caer en tentación.
¿Por qué Él consideró importante incluir eso en este modelo de oración? Porque ese fragmento habla sobre la «prevención». En la sabiduría Divina, si evito el camino que me lleva al pecado, no caeré en este. Por ejemplo, si no estoy de «farra» (donde siempre hay tiros, muertes y problemas), la probabilidad de que algo malo me suceda es cero.
Si sabemos que un camino nos lleva al peligro, nos desviamos de este. Salomón habló al respecto: «El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y descuidado», Proverbios 14:16. Las personas piensan que pueden entrar al camino del pecado porque las cosas malas solo les suceden a los demás.
Usted puede pensar: «Me gustaría tener una vida más segura, en la que no sienta un frío en el estómago esperando lo peor». Entonces, tiene que ser sabio y desviarse del mal. En la vida, no tenemos todo bajo control, pero lo que está en nuestro poder, debemos hacerlo. En otras palabras, si ve el mal y no se desvía de él, no culpe a Dios.
Por eso el sabio previene los problemas. Dios nos enseña a hacer esto, tanto es así que lo agregó a la oración del Padre nuestro. La mejor oración es: «Señor, no me dejes caer en tentación».
Medite en esto. Vea el mensaje completo en el siguiente video.