Callejón sin salida
En el segundo campamento en Ethan, el motivo era alabar y glorificar a Dios por todas Sus maravillas. El pueblo era guiado de día por una nube, y de noche una columna de fuego iluminaba su camino. Todo parecía perfecto, hasta que, sorprendentemente, Dios le ordena a Moisés que le diga al pueblo que regrese:
“Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar».Éxodo 14: 2
Imagínese, aproximadamente, a tres millones de personas teniendo que volver por donde ya habían pasado. Parecía una locura, pero la nube y el fuego continuaban como un GPS celestial guiando al pueblo. Llegando a PI-Hairote, la visión del pueblo era de montañas del lado derecho, montañas del lado izquierdo, adelante estaba el mar rojo y, detrás de ellos venían los egipcios con todos los caballos y carros de Faraón, junto con todo su ejército.
PI-HAIROTE significaba “callejón sin salida”, parecía una trampa, un retroceso, pero fue el lugar donde el pueblo de Israel mostró lo que había en su interior, pues, con certeza, pensaban: “No tiene sentido, Dios prometió guiarnos a una tierra que fluye leche y miel y ahora nos ordena regresar”. Fue entonces cuando empezaron a murmurar:
“Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto».
Éxodo 14:11-12
Vea que el pueblo se rebeló contra el hombre (Moisés), como si esa dirección de «volver» a Pi Hairote hubiera partido de él, como si ya no estuviera sobre él la unción de Dios y él fuera el culpable de que todos estuvieran en esa situación.
Desafortunadamente, vemos que esta historia se repite hoy, cuando muchos, al ser llevados a un «callejón sin salida», comienzan a murmurar. Es decir, mientras la persona conquista, prospera, avanza y recibe las bendiciones de Dios, solo se oye alabanza y adoración, sin embargo, cuando tiene que regresar a Pi-Hairote y se encuentra en un callejón sin salida, inmediatamente manifiesta lo que está en su interior, diciendo: «Estoy en la iglesia hace tanto tiempo, soy diezmista, soy ofrendante, soy fiel, ¿por qué Dios permitió que esto me sucediera?»
Personas que alguna vez dieron testimonios gloriosos, pero cuando llegaron a “Pi-Hairote”, en el lugar de la prueba, abandonaron la fe y comenzaron a buscar culpables, en lugar de seguir firmes.
También hemos visto eso en pastores, cuando dejan ciertas posiciones en la iglesia y regresan a lugares por los que ya pasaron, por ejemplo. Eran líderes y vuelven a una posición que juzgan haber pasado ya por allí, se sienten víctimas de injusticia, despreciados, desvalorizados y, así, revelan lo que está en su interior. Algunos se van, diciendo: «La iglesia ya no es la misma, la obra puede ser incluso de Dios, pero es dirigida por el hombre que es fallo, tirano, injusto … que se han cansado de ser usados y engañados». Debido a eso, terminan desconectándose de la iglesia, pensando que su historia no fue respetada.
¿Qué nos muestra todo esto a cada uno de nosotros? Que Dios lo permite. Él nos permite volver para mostrar lo que hay dentro de nosotros. ¿Pero por qué? ¿Él no sabe ya todas las cosas? Él muestra para que la persona pueda ver su real condición espiritual y cambiar. No es lo que ha sucedido el motivo de su insatisfacción y rebelión contra la obra de Dios, sino lo que está dentro de ella.
Moisés llamó la atención del pueblo para que dejaran de murmurar y confiaran en Dios:
“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Señor hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto,
nunca más para siempre los veréis. El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos». Éxodo 14: 13-14
Dios envió al pueblo a marchar, en lugar de murmurar, clamar o quejarse.
“Entonces el Señor dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a Mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Éxodo 14: 15-16
Y fue precisamente en Pi-Hairote (callejón sin salida) donde Dios fue glorificado.
«(…) y sabrán los egipcios que Yo Soy el Señor, cuando Me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo». Éxodo 14:18
Dios no le llevó al lugar equivocado ni le abandonó en el desierto, solo crea y confíe en Sus promesas. ¡Él nunca falló y jamás fallará!