Cuando Dios habla
En el pasado, Dios habló muchas veces y de varias maneras. Por medio de sueños, visiones y profecías, Él usó a siervos dedicados y separados del pecado para transmitir Su voluntad.
Por intermedio de Su Hijo Jesús, Él no sólo confirmó las profecías antiguas, sino que también anunció la llegada del Reino de Dios y cómo entrar en él.
Después de Su muerte, resurrección y ascensión, el Señor Jesús envió al Consolador para dar continuidad a la obra de Salvación.
Actualmente, el Espíritu de Dios continúa hablando, no a través de sueños, visiones o profecías. Sino solo por intermedio de Su Palabra – la Sagrada Biblia.
Entonces, surge la pregunta: ¿para qué el don de profecía?
Pero el que profetiza habla a los hombres para EDIFICACIÓN, EXHORTACIÓN Y CONSOLACIÓN. 1 Corintios 14:3
Como se ve, el don de la profecía no es para adivinar o prever el futuro de nadie. Sino para edificar, exhortar y consolar a la Iglesia.
¿Cómo habla el Espíritu Santo?
¿Cómo tener la certeza de que es Su voz?
¿Cómo no ser engañado por otras voces?
Solo hay una manera: nacer del agua y del Espíritu para obtener la naturaleza Divina y poder comprender Su Palabra.
Solo los nacidos del Espíritu tienen Espíritu para reconocer Su habla por intermedio de la Biblia. ¡Vea cuantos cristianos (nacidos de la carne) han sido engañados por los espíritus del anticristo en la interpretación bíblica!
Observe el tipo de relación entre el Padre y el Hijo, en las palabras de Jesús:
… nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Mateo 11:27
La voz, dirección o inspiración del Espíritu Santo, a través de la Biblia, no deja margen de duda para ningún oyente. Especialmente, para Sus hijos.
El problema es que no siempre hay oídos atentos a Su voz.
Dios habla.
Habla con Sus hijos y con los demás también.
Habla por medio de Su Palabra escrita.
Habla por medio de Sus verdaderos siervos en la predicación (profecía) del Evangelio.
Dios también aprovecha para hablar en medio de los problemas cotidianos.
Su dulce y suave voz ha sido fuerte en el desierto. Cuanto mayor es la soledad, más y más alta es Su voz.