¡Hola, querido obispo!

Quería comentarle algo que le ocurrió a mi hermana, que es esposa de pastor y está en la lucha en México. Es un poco largo, pero muy interesante.

Mi hermana atiende a una muchacha de 14 años, cuya madre es “tarotista”, el padre es drogadicto y el hermano odia la IURD. Esa muchacha siempre vio muchos demonios, 24 horas por día, que no la dejaban dormir, estudiar, comer y ni siquiera tomar agua.

Cuando la joven manifestó en la iglesia, el diablo dijo que la iba a matar de hambre. Cuando manifiesta ella está consciente y escucha todos los planes del diablo. Mi hermana ha acompañado su proceso de liberación bien de cerca.

A la noche, cuando está en su habitación atormentada, viendo demonios y sin poder dormir, la chica entra en el chat del Facebook y llama a mi hermana. Durante una conversación ella comenzó a escribir cosas extrañas y mi hermana pensó que sería su hermano en la computadora, pero no era eso…
A continuación una parte de la conversación (la joven es Bibiana y mi hermana es Sandra):

Bibiana: – ¡Déjame en paz!

Sandra: – Siempre eres tan respetuosa conmigo, por eso sé que no eres tú.

Bibiana: – ¡Soy yo! ¿Algún problema?

Sandra: – No creo, esa no es Bibiana.

Bibiana: – ¡Déjame en paz!

Sandra: – Ok, para Bibiana siempre estaré de brazos abiertos, cuando ella lo necesite yo estaré disponible para ayudarla.

Bibiana: – ¡Aléjate, apártate de ella!

Sandra: – ¿Puedes decirme quién eres, por favor? ¿Su hermano? ¿Juan Pablo?

Bibiana: – Él viajó. Yo estoy en el cuerpo de ella, ¿adivinas quién soy yo? Legión, ese es mi nombre.

Sandra: – Entonces, maldita Legión, seas quemada ahora, en el Nombre del Señor Jesús que te venció. ¡Sal de ella ahora!

Bibiana: – ¡Nooooooo!

Sandra: – Es una orden, en el Nombre del Señor Jesús que te venció en la cruz, recibe fuego, fuego, fuego que te consume.

Bibiana: – Gracias a ti y a tu maldita ayuda, en vez de 7, ahora somos 3, ¡yo te odio!

Sandra: – Ejércitos de Ángeles del Dios Altísimo, el Dios de Abraham, te arrancan de ella ahora, yo te odio mucho más, maldito demonio, derrotado. ¡Sal de ella ahora!

Bibiana: – No, ella es mía

Sandra: – Sean atados con el fuego de Dios. Y los ángeles de mi Señor los arrancan ahora, en el Nombre de Jesús. ¡Sal de ella para nunca más volver!

Bibiana: – Yo no voy a salir nunca, maldita desgraciada. ¡Te odio! ¿Quién eres para decirme lo que tengo que hacer?

Sandra: – ¡Yo soy hija del Dios Altísimo y ordeno, en el Nombre de Jesús, que salgas de ella ahora! Tú no eres nadie, maldito derrotado, ¡vete ahora al lago de fuego!

Después de eso la conversación terminó. Sin embargo, pasado un tiempo, Bibiana llamó a mi hermana por la cámara y le contó que vio sus manos digitando todo aquello, sin que ella pudiese volver en sí y tomar el control de su cuerpo. Le contó que el demonio dirigió las manos de ella hacia su propio cuello y comenzó a apretarla con mucha fuerza diciendo que iba a matarla.

Bibiana estaba impotente y sola, sin poder hacer nada, sin control de sus manos y asfixiándose a sí misma, pero la orden ya había sido dada y Bibiana escuchó claramente una voz que dijo: “¡Ella es mía. Suéltala ahora!” Entonces Bibiana volvió en sí y ya no vio más a ningún demonio en la habitación, estaba aliviada, feliz. Llamó a mi hermana, le contó todo, durmió toda la noche y al día siguiente estaba buscando a Dios en la IURD.

¡El testimonio de esta joven será muy grande y ciertamente ganará muchas almas!
Independientemente del medio, ¡¡el diablo se tiene que sujetar al Nombre de Jesús!!

Firme en la fe de Abraham,
Amiga

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