Inmediatamente después de ser bautizado en las aguas y sellado con el Espíritu Santo, Jesús fue conducido por el propio Espíritu Santo al desierto. Allí fue bautizado con fuego.

Cada cristiano necesita tener siempre en mente una cosa: en general todos los hechos ocurridos en la vida del Maestro también acontecen en la vida de su discípulo. Y no se puede huir de eso. A fin de cuentas, quien sigue Sus pisadas está sujeto a pisar en las mismas piedras y espinas… Pero ellos ya no tienen tantas posibilidades de dañarse.

Usted que acabó de ser sellado con El Espíritu de Dios, no debe extrañarse si también el bautismo de fuego viniera sobre usted, o a lo mejor ya está sucediendo con usted. Mantenga su alegría en su íntimo porque eso es señal de que es muy amado.

Medite en esta palabra: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo; antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” (1 Pedro 4.12-14)

Discúlpenme, pero en ese exacto momento uno gozo inunda mi ser. Y sólo puedo expresarlo así:

Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja

Va a reventar!!!!!!!!!!!!….