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El dolor de la separación de Dios – parte 3

Meditando sobre el dolor de las personas que un día tuvieron la amistad de Dios y hoy están separadas de Su amor, cariño y protección, recuerdo, observando las Escrituras, al primer rey de Israel, Saúl.

Imagínese la desesperación de Saúl al oír del profeta Samuel que el Señor lo había desechado, porque él Lo había rechazado, desobedeciéndolo:

“… porque desechaste la palabra del Señor, el Señor te ha desechado…” 1 Samuel 15:26

Podemos ser rechazados por el mundo entero, aún así tendremos paz en Jesús. Pero, si el mundo entero nos recibe y Dios nos rechaza, somos los más desgraciados de los hombres. Vivir separado de Dios es como ser un cuerpo sin espíritu; es como ser la sal insípida – no sirve para nada.

“Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó. Entonces Samuel le dijo: El Señor ha rasgado hoy de ti el reino de Israel…” 1 Samuel 15:27-28

Quiero hacer aquí un alerta para todos los que viven en la desobediencia, apartados de Dios dentro y fuera de la iglesia: usted que ha rechazado la Palabra de Dios durante toda su vida, la misericordia, la gracia y el amor de Él se han extendido hasta usted. ¡Aproveche mientras haya tiempo, pues si usted parte de este mundo sin volverse a los brazos de Dios, así como la punta del manto de Samuel se rasgó, así también serán rasgadas todas las oportunidades que le han sido dadas para su Salvación, y el dolor de la separación eterna será cruel!

“Pero Él os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de Mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.” Lucas 13:27-28

Si usted está apartado, vuelva, amigo/a, pues no sabemos lo que sucederá el día de mañana, porque el tal pertenece a Dios.

Ahí mismo donde usted está leyendo este mensaje, incline su cabeza y ríndase al Señor Jesús, arrepiéntase de sus pecados. Él es el Único que puede librarlo del dolor de la separación eterna de Dios.

¡Que Dios los bendiga!

Colaboró:

Lea más:

– El dolor de la separación de Dios – parte 1
– El dolor de la separación de Dios – parte 2