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Jesús y el Templo

En la Ley Mosaica existen tres grandes fiestas anuales en las cuales todo el pueblo judío tenía que comparecer en Jerusalén, para ofrecer sus sacrificios en el Templo. Dígase de paso, eso era algo que TODOS tenían que hacer, ya que nadie podía aparecer con las manos vacías (Deuteronomio 16:16-17).

Meditando en un pasaje, me llamó poderosamente la atención un tema:

Estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el Templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del Templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la Casa de Mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron Sus discípulos que está escrito: El celo de Tu Casa me consume. Juan 2:13-17

Jesús sabía que esa era la época de subir para hacer el sacrificio, y Él fue porque quería ver de cerca qué tipo de fe tenían las personas. ¿Y qué fue lo que encontró? Una total negligencia, una irreverencia para con el Lugar más santo. Debido a eso, Su reacción no podía haber sido otra sino la de indignación.

Durante todo Su ministerio Él siempre fue pacífico, Príncipe de la Paz, Amoroso, Misericordioso, Bondadoso, en fin, nos faltan palabras para describirlo. Él tuvo compasión por la mujer adúltera, por el ladrón en la cruz, por Zaqueo, por quienes Lo mataban, pero aquí vemos otro tipo de actitud al punto de dar un latigazo y comenzar a golpear a todos los que estaban allí vendiendo los animales y de dar vuelta las mesas con dinero. Un Jesús completamente diferente. ¿No estaban ellos allí con los animales para el sacrificio? ¿No había allí dinero? Entonces, ¿cuál era el problema? La respuesta es simple: EL TIPO DE SACRIFICIO QUE ERA OFRECIDO.

Muchos incrédulos han hecho del sacrificio un negocio, pues lo ven como dinero, y por eso lo critican, piensan que a Dios Le agrada cualquier cosa. Si fuera así, Él hubiera aceptado lo que estaba siendo ofrecido. Pero no, Él Se indignó porque faltaba el respeto, la consideración hacia el TEMPLO DEL ALTÍSIMO, hacia la CASA DEL SACRIFICIO.

Él pudo ver cómo las personas estaban desconsiderando a Dios debido a su religiosidad y cómo despreciaban las cosas santas. Una total negligencia por parte de los sacerdotes y de las personas que iban al Templo y que no lo reverenciaban como a un LUGAR SANTO.

No se puede hacer del sacrificio un desorden, pues este refleja la fe.

No fue en vano que ese Templo fue destruido, pues, ¿para qué tener la CASA DEL SACRIFICIO si era despreciada?

Pasaron casi dos milenios para que Dios encontrara un pueblo que realmente supiera el verdadero sentido del sacrificio para así levantar nuevamente un lugar para que Él sea adorado y honrado, como es digno.

Ese pueblo somos nosotros, los que creemos en el verdadero sacrificio. Pues, ¿cómo Dios le daría la CASA DEL SACRIFICIO a quien está en contra del sacrificio? Nosotros somos la UNIVERSAL y el TEMPLO es Nuestro, jajajajajajaja, y de todo aquel que cree.

Es en esta reverencia, temor, respeto y SACRIFICIO PERFECTO que vamos al TEMPLO DE SALOMÓN. En este Lugar estaremos todos vestidos de esta fe.

¿O será necesario un látigo en la mano?

¡Volvamos a los orígenes!

¡Nuestro Dios es merecedor de toda honra, gloria, respeto y consideración!

El Templo trae de vuelta todo eso para la Iglesia del Señor Jesús. Es la restauración de la verdadera fe en el ÚNICO Y VERDADERO DIOS.