La cabeza por sobre el corazón
Quisiera compartir con usted una de las lecciones más valiosas que ya aprendí en mi vida. Y esa lección es que debo mantener mi cabeza por sobre mi corazón, o sea, dejar que mi inteligencia me guíe, y no ser guiado por mis sentimientos, por mi corazón.
Eso es importante porque diariamente somos bombardeados por un mensaje completamente opuesto a este. Desde las películas de Hollywood hasta las celebridades, artistas, libros que se leen, música que se escucha en la radio a diario, hasta incluso personas de negocios, empresarios, nos dicen todo el tiempo: “Siga su corazón. Haga lo que sienta en su corazón; escuche la voz de su corazón”. Usted ya escuchó eso. Con seguridad ya sabe de lo que estoy hablando y ya oyó ese mensaje de alguna forma. Usted oye ese mensaje todo el tiempo porque es muy común.
El problema con ese pensamiento es que el corazón es engañoso. Como dijo Jeremías, engañoso es el corazón más que todas las cosas (Jeremías 17:9). Nadie sabe verdaderamente cuán malo es. ¿Le gustaría seguir a alguien que es engañoso, engañador? ¿Le gustaría seguir a alguien cuyo nivel de maldad no conoce? Yo no pienso que usted, en su inteligencia, haga eso. Pero, cuando usted sigue a su corazón, es exactamente eso lo que está haciendo, o sea, una receta para destruir su propia vida.
Todos los lunes, por la mañana, contra toda su voluntad, contra el sentimiento de cada célula y molécula de su cuerpo, usted aprende a levantarse temprano, salir de su cama calentita e ir al trabajo. Usted hace eso en contra del sentimiento porque sabe que es lo correcto. Usted necesita trabajar, entonces, su mente lo fuerza a salir de la cama y hacer lo que tiene que hacer, sin importar lo que siente.
Eso significa que usted ya tiene las habilidades necesarias para poner su cabeza por encima de su corazón. Usted ya hace eso todos los lunes por la mañana y con certeza en otras áreas menores de su vida también. Lo que usted necesita ahora es transferir esas habilidades hacia otras áreas más importantes de su vida, y pasar a hacer lo que es correcto, sin importar lo que usted siente. No importa si usted está enojado, triste, feliz, si se siente bien o se siente mal. Haga lo que usted tenga que hacer, no importa lo que siente o lo que su corazón sienta o haga sentir. Use su cabeza, siga su inteligencia, y el fruto de esas actitudes será mucho mejor de lo que usted ha recogido hasta aquí.
Yo quería repartir esta lección con usted. Espero que le haya ayudado. Dios lo bendiga.