La historia de Gedeón – parte 9
La prueba de la lana
La prueba de la lana (Jueces 6:36-40)
Gedeón Le pide una señal a Dios para confirmar su misión. Aun después de ver a toda esa multitud juntándose a su alrededor, en respuesta a su llamado, Gedeón cuestiona si Dios realmente está con él, como dijo desde el inicio. Aquí, vemos la lucha contra la duda aun después del cambio de espíritu. Porque el diablo no desiste de tentar a la persona con el sentimiento de miedo, que genera la duda. Y él insistirá en la tentación que funcionó toda la vida. En el caso de Gedeón, era el miedo. Gedeón pide la señal, pero no está sumergido en la duda. Ni bien Dios le responde (OK, la segunda vez), él cree y pasa a obedecer sin cuestionar.
Es interesante ver que Dios no cambia. Desde la primera interacción, le dice que está con él. Desde el inicio. Mientras que Gedeón ya cambió mil veces. Cree y actúa, después duda y se esconde, después cree y obedece, después duda y pide una señal. Así es el espíritu humano, inconstante. Mientras que Dios es perfectamente confiable, porque permanece siendo el mismo. Otra cosa interesante es constatar nuevamente la paciencia de Dios con Gedeón. Él no Se enoja por la incredulidad. Al contrario, entiende el titubeo de Gedeón e intenta ayudarlo a creer, por ver su sinceridad.
Frecuentemente nos enojamos con las limitaciones de los demás, e incluso con las nuestras. Pero Él entiende la limitación de Gedeón, que posiblemente creció en un ambiente de miedo y duda, y tiene dificultades para huir de la tentación de esos sentimientos. Es un hábito muy arraigado. Pero Dios tiene en cuenta el hecho de que, cuando Gedeón tiene certeza, obedece. Él actúa. Y era eso lo que Dios estaba buscando, a alguien a quien pudiera usar.
Por eso, tampoco podemos juzgar a los demás, solo Dios puede hacerlo. Porque no conocemos la historia y los porqués de cada actitud… ¡A veces no entendemos ni siquiera la raíz de nuestras propias actitudes! Pero Dios entiende todo. Él no mira nuestras limitaciones, mira el potencial que tenemos para librarnos de esas limitaciones. Y ese potencial es el uso de nuestra fe, del temor y de la obediencia.
Continúa mañana…
¡No se lo pierda!
Lea también:
– La historia de Gedeón – parte 1
– La historia de Gedeón – parte 2
– La historia de Gedeón – parte 3
– La historia de Gedeón – parte 4
– La historia de Gedeón – parte 5
– La historia de Gedeón – parte 6