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La maldición de la incredulidad

No existe bendición ni maldición sin causa. Proverbios 26:2

Así como los bendecidos cosechan los frutos de su obediencia, también los malditos cosechan los frutos de su desobediencia. Deuteronomio 28

La mayor parte de los milagros realizados por el Señor Jesús fue en las ciudades de Corazín, Betsaida y Capernaum. A pesar de eso, sus habitantes no creyeron en Su Palabra.

Debido a eso, a pesar de estar bien ubicadas, son ciudades fantasmas. Estuve allá y vi sus ruinas. Hasta Capernaum, situada en las márgenes del Mar de Galilea, está completamente deshabitada, vacía y triste.

Ni su proximidad con el Monte Santo las hace interesantes para los inversores. Corazín, en el camino para ascender al Hermón, está completamente entregada a las cucarachas.

“¿Por qué?” Le pregunté al guía.

La respuesta fue corta y seca: “Maldición”

Entonces me acorde de la mayoría de los creyentes que, debido a la desobediencia, han vivido una vida maldita, aun estando cerca del Altar.

Conocen la Biblia de memoria, alaban, oran, ayunan, son fieles a sus denominaciones y pastores, pero no practican lo que saben. O mejor dicho, practican lo que es fácil y no exige ningún sacrificio.

Son creyentes profesionalmente rebeldes.

Estan cerca del Hermón, pero sus vidas están en ruinas, tal como Corazín, Betsaida y Capernaum.

“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.” Lucas 10:13-15

“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.” Mateo 11:23-24

* imagen meramente ilustrativa