Antes de saber cómo combatirlos, sepa que los malos pensamientos tienen dos orígenes: la propia naturaleza humana, que es caída y corrupta, y la principal y original que es el diablo.

Si el mal le sugirió al Señor Jesús que se suicidara (Mateo 4:6), imagínese a nosotros. De la misma manera, él les dice a muchas personas que se tiren de un puente, porque después todo estará bien, los problemas se terminarán y tendrán paz. ¿Cuántas personas hacen eso, convencidas de que quitándose la vida terminarán con sus dolores? También es él quien sugiere el adulterio, los robos, aceptar propuestas de dinero fácil y otros malos pensamientos. ¿Cómo lidiar con eso?

En primer lugar, debe saber que los pensamientos surgen, eso es inevitable, pero usted puede rechazarlos, puede tomar el control de su mente y pensar en algo positivo. Si ese pensamiento sigue viniendo, lo expulsa nuevamente.

Lo que muchas veces ayuda es salir del lugar en donde está, hacer algo diferente. A veces usted debe salir de grupos en las redes sociales, dejar de frecuentar ciertos lugares, dejar ciertas amistades que lo llevan por mal camino y que estimulan malos pensamientos, dejar de ingresar a ciertas páginas y dejar de seguir a ciertas personas.

Proteja su mente, vigile lo que mira, lee y escucha, porque todo lo que pone dentro de su mente se vuelve materia prima para pensamientos y acciones.

Consuma informaciones buenas, justas y agradables, como enseña la Biblia (Filipenses 4:8). Tome el control de su mente, decida lo que quiere pensar y, cuando surja el ataque del mal, use la Palabra para combatirlo, así como lo hizo Jesús:

«… Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.» Mateo 4:7

Si quiere vencer los malos pensamientos, conéctese con la fuente de los buenos pensamientos, medite en la Palabra de Dios que será la materia prima para pensamientos nobles, honrados y productivos, los cuales cambiarán su vida para mejor.