APRENDA O SEGUIRÁ SUFRIENDO
A nadie le gusta los problemas y las aflicciones, pero ¿sabía que hay una manera diferente de verlos? Sí, viendo el lado bueno de esas dificultades y aprendiendo de ellas.
«Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba, mas ahora guardo Tu Palabra […] Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda Tus estatutos.» Salmos 119: 67,71
La aflicción corrige y enseña, cuando el afligido es inteligente y aprende de eso, en lugar de solo quejarse.
El Señor Jesús garantizó que tendríamos aflicciones. Es necesario entender que cualquier problema es bueno y malo al mismo tiempo, porque traen consigo alguna enseñanza. La mayoría de los inventos fueron creados para resolver problemas, como, por ejemplo, los medicamentos que existen, porque alguien buscó la cura de una enfermedad. Primero existió la enfermedad, luego el medicamento.
La persona, muchas veces vive en el error, entonces llega la aflicción para que aprenda el resultado de ese error, es una ley natural de vida. El problema es que las personas no son sabias como para aprender de los errores.
Muchas personas siguen equivocándose incluso después de pasar por una aflicción. Sin embargo, el sabio aprovecha esas aflicciones para aprender.
Por eso, David concluyó diciendo: «Bueno me es haber sido humillado…», fue bueno para el sabio, porque aprendió. Tuvo un beneficio que seguirá por el resto de su vida. Por otro lado, los necios están muy preocupados por otras cosas, en lugar de prestar atención a lo que la vida les enseña.
Por lo tanto, pregúntese: «Esta aflicción, ¿qué me está enseñando?». Si es necesario, haga una oración sincera, pidiendo perdón por el error cometido y pida ayuda para no equivocarse más.