AVISO: EL CONOCIMIENTO ES SEDUCTOR
¡Saber no es hacer! No se engañe solo con el conocimiento que adquirió, lo más importante es la práctica de lo que aprendió
El conocimiento es seductor. La sed por saber puede seducir a muchas personas, incluso al engaño. Saber no es hacer. Saber lo que es el perdón no es perdonar. El hecho de que enseñe el perdón no significa que lo practique. El hecho de que conozca ejercicios físicos y la buena alimentación no significa que cuide su salud.
Sin embargo, el conocimiento teórico es muy seductor. Porque, cuanto más sabemos, somos más capaces para debatir un asunto. Por lo tanto, podemos tener la ilusión de que sabemos eso. Así como usted prefiere hacerse ver por un médico que ya tenga 30 años realizando varias cirugías que por un médico que recién terminó la facultad, debemos pensar sobre eso en el plano espiritual, porque, cuando se trata del conocimiento bíblico, es aún más grave.
«Cualquiera, pues, que Me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.» Mateo 7:24-25
Observe que Jesús habla sobre «escuchar» palabras. Hay una diferencia entre «escuchar y practicar» y «solo escuchar». Entonces, la casa edificada sobre la roca es la práctica de la palabra que se escuchó del Señor Jesús.
«Pero cualquiera que Me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.» Mateo 7:26-27
Entonces, Jesús habló con los que escuchan la Palabra de Dios, pero no la practican. Son personas insensatas. Lamentablemente, esto les ha sucedido a muchos, no solo en la fe, sino en diferentes áreas de su vida. Por ejemplo, en el mundo empresarial hay hombres famosos que nunca terminaron la facultad. Bill Gates, por ejemplo, dejó Harvard, pero, años más tarde, recibió un doctorado honoris causa, porque sus logros prácticos lo convirtieron en un «doctor» de ese campo de actividad. Esto se debe a que Él, más que estudiar, hizo, aprendió haciendo.
No estoy aquí disminuyendo la importancia del estudio. La Palabra de Dios dice que debemos tener conocimiento. Sin embargo, el conocimiento por sí solo puede engañarnos.
El mundo está lleno de personas supuestamente capacitadas por el conocimiento que demuestran en lo que enseñan, pero es necesario tener una mirada más aguda.
Por ejemplo: ¿Qué considera al poner en una balanza a un supuesto religioso que tiene un diploma de Teología colgado en la pared y a un hombre o a una mujer de Dios que llevan las marcas de Cristo en su cuerpo a causa de la fe que profesa? ¿De quién prefiere aprender?
Entonces, no solo me refiero a que evalúe a los supuestos «doctores» de este mundo (los de internet o los de un pedazo de papel), sino que principalmente me refiero a usted.
El hecho de que sepa versículos de memoria, de que ame estudiar la Biblia y leer libros sobre la Biblia o de que escuche música góspel, no significa que pueda engañarse pensando que todo eso es suficiente. Claramente, lo que el Señor Jesús siempre nos enseñó fue que Sus discípulos son los que escuchan y practican; no son los que dicen: «Señor, Señor», sino los que hacen lo que Él manda. Entonces, un gramo de práctica de la Palabra de Dios vale más que una tonelada de teoría.
Medite en esto viendo el mensaje completo en el siguiente video.