thumb do blog Renato Cardoso
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¡BÁRBARO!

El apóstol Pablo enfrentó una situación muy común, que muestra cómo, a pesar de los diferentes tiempos, el ser humano sigue repitiendo las mismas conductas

La historia del naufragio de Pablo revela algo muy interesante sobre el comportamiento humano. Puede leer sobre esto en los capítulos 27 y 28 del libro de Hechos.

A consecuencia de un naufragio, Pablo, junto con otros 275 hombres, terminaron en la isla de Malta, habitada por bárbaros, personas consideradas incivilizadas en aquella época.

En Hechos 28:2 dice:

«Y los habitantes nos mostraron toda clase de atenciones, porque a causa de la lluvia que caía y del frío, encendieron una hoguera y nos acogieron a todos».

Aquí podemos observar una paradoja, porque Pablo estaba como prisionero, siendo tratado como tal, en un barco que se dirigía a Roma con soldados romanos supuestamente civilizados. Y cuando llegó a la isla de Malta, donde solo había bárbaros, fue tratado con humanidad.

Es interesante cómo la Palabra de Dios nos señala las contradicciones de la vida. A veces la ayuda llega de los lugares y de las personas que usted menos espera. Y esto no fue diferente con Pablo y sus otros compañeros de prisión.

Pero otra cosa interesante sucedió cuando Pablo y los demás estaban preparando un fuego para protegerse del frío y la lluvia.

«Pero cuando Pablo recogió una brazada de leña y la echó al fuego, una víbora salió huyendo del calor y se le prendió en la mano. Y los habitantes, al ver el animal colgando de su mano, decían entre sí: Sin duda que este hombre es un asesino, pues aunque fue salvado del mar, Justicia no le ha concedido vivir». Hechos 28:3-4

Ahora quiero enfocarme en este lado del comportamiento humano, porque los bárbaros no se diferenciaron de los civilizados y prejuzgaron a Pablo. Porque, sin ninguna prueba, basándose solo en supersticiones, esos bárbaros asumieron que Pablo era un asesino y estaba maldecido por los dioses, y esta fake news se difundió rápidamente y todos allí estaban esperando que Pablo muriera. Pero pasaron las horas y nada le sucedía.

«Pablo, sin embargo, sacudiendo la mano, arrojó el animal al fuego y no sufrió ningún daño. Y ellos esperaban que comenzara a hincharse, o que súbitamente cayera muerto. Pero después de esperar por largo rato, y de no observar nada anormal en él, cambiaron de parecer y decían que era un dios». Hechos 28:5-6

Es decir, en un lapso de pocas horas, Pablo pasó de estar maldecido a ser un dios. Así es la opinión pública. Hoy en día, internet se ha convertido en un gran tribunal y todo el mundo es juez. Sin conocer los detalles, comienzan a difundir opiniones, noticias falsas y, a veces, las personas son asesinadas a causa de rumores, como ha sucedido varias veces en Brasil y en el mundo.

Lo que entendemos es que dentro del ser humano no solo existe esa falta de cautela, esa disposición al chisme, al escándalo, sino que también hay una ignorancia espiritual tan grande que, al igual que aquellos bárbaros que en un tiempo condenaban a Pablo como a un hombre maldito y en otro momento empezaron a divinizarlo, usted ve personas divinizando a otras, poniéndolas en un pedestal, al punto de morir por ellas. Llegan al nivel de la histeria colectiva porque no razonan, son bárbaros espiritualmente.

Esto sucede cuando el ser humano no conoce y no cree en el Único Dios Verdadero, Creador del Cielo y de la Tierra. Al no conocerlo, creerá en la madera, en la piedra, en el metal, en el cristal, en dioses creados por su propia imaginación, en las estrellas, en los astros, hará que cualquier cosa se convierta en un dios, incluso en otro ser humano. Esta es la gran tragedia y paradoja de la inteligencia humana. Tan inteligente, pero ignorante con las cosas espirituales.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso