¡CANSADO DE SER BUENITO! AHORA VOY A…
Llega un momento en el que el cansancio golpea y dan ganas de dejar todo, ¿no es así? Pero ¿esa es la mejor decisión? Antes de decidir algo, ¡vea esto!
Preste atención, usted que siente un cansancio emocional, espiritual, moral, quizás el cansancio de hacer el bien. Que dice: «Me cansé de ser el buen chico», «Me cansé de ser la buena chica», «Ahora voy a hacerme el malo, voy a desatarme», «Ya que hacer el bien no me llevó a ninguna parte, entonces, voy a probar hacer el mal». Sí, preste mucha atención, porque ninguno de nosotros está libre de esto.
El cansancio espiritual puede afectar a cualquiera en cualquier momento. Por eso, es necesario estar alerta a la Palabra de Dios. Porque, aunque la emoción del cansancio espiritual le diga lo contrario, su razón le dice que, si comienza a hacer el mal, más adelante pagará un precio alto.
La Palabra de Dios nos advierte diciendo:
«Y no nos cansemos de hacer el bien…» (Gálatas 6:9).
Entonces, ¿por qué alguien se cansaría de hacer el bien? Veamos algunos motivos:
Primero, cuando hacemos el bien, no siempre vemos los resultados de inmediato. Al contrario, a veces somos malinterpretados y perdemos oportunidades. En un mundo en el que las personas buscan la astucia, en el que la cultura es la del beneficio propio y todos intentan sacar ventaja unos de otros, cuando usted decide hacer lo correcto y el bien, puede perder oportunidades y ver puertas cerradas. Muchas veces, quienes optan por hacer el bien son aislados, oprimidos y hasta crucificados por la mayoría que prefiere hacer el mal.
Usted puede cansarte si, por un momento, olvida que hace el bien porque es lo correcto y por temor a Dios. No para agradar a las personas, participar en una competencia o ganar reconocimiento. Y es necesario recordar: «Hago el bien porque es lo correcto, porque es mi principio, porque soy una persona que busca actuar con justicia y, en lo que dependa de mí, haré lo correcto por temor a Dios, por fidelidad a Él por encima de todo y por ser quien soy».
Otro motivo surge cuando miramos a quienes hacen el mal y, aparentemente, les va bien. Observamos a quienes no hacen el bien, viven con astucia, en el error, en la injusticia, con trampas, engaños, mentiras. La Biblia habla de lo peligroso que es tropezar al fijarnos en el aparente éxito de los impíos, en su aparente bienestar (Salmos 73:2-3). Esto es una trampa para quienes buscan hacer el bien.
Por eso, la Palabra nos enseña que esto es una insensatez. Usted no debe mirar ni envidiar el éxito de quien lo obtiene por hacer el bien, y mucho menos el de quien lo consigue haciendo el mal. Tenga cuidado con las redes sociales, con a quién sigue, a quién observa, porque el lugar donde pone su mirada es hacia donde se dirige. ¡No lo olvide!
Por lo tanto, si hizo el mal ayer, todos sus años haciendo el bien no contarán de nada. Del mismo modo, quien hizo el mal toda su vida, pero se arrepintió al final, Dios lo perdona. Así que la Palabra (Ezequiel 18:21-24) enseña que lo que importa es el hoy. El bien que hice ayer ya pasó. Debo hacer el bien ahora, cada día, en todo momento.
Vea el mensaje completo en el siguiente video y reflexiones sobre el asunto.