Tal vez usted se siente un fracaso porque nunca realizó nada en la vida, cree que su vida ha sido un desperdicio, mira hacia su historia y dice: «No logro nada. Estoy envejeciendo, el tiempo está pasando y no realicé nada». Esto se debe a que justamente usted se siente un fracaso, es decir, está en un círculo vicioso.

Lo que sucede en su vida tiene dos lados. Uno es el lado espiritual.

La persona que no realiza algo en la vida se siente un fracaso, porque el ser humano fue creado para servir a un propósito, ser útil en esta vida.

Lo peor de las personas que nacen pobres es que normalmente piensan que la felicidad está en ganar mucho dinero para quedarse sentadas en una silla de playa en un lugar paradisíaco. No obstante, solo el que ya pasó por eso sabe que después de 20 minutos uno se cansa. Nadie quiere quedarse allí para siempre. ¿Por qué los multimillonarios trabajan? Porque todo el mundo quiere ser útil. El ser humano fue creado para crear, para producir.

Entonces, esa sensación de fracaso que tiene está unida a ese propósito para el cual fue creado. Esta es la razón de esa frustración: usted aún no encontró ese propósito.

Cuando la persona está desalineada con su llamado espiritual, con su razón de ser y vivir en este mundo, siempre se sentirá un fracaso.

¿Cómo resolver eso? Volviéndose al Creador. Cuando se conecta con Dios, Él le hace descubrir su propósito en esta vida. Nada es más excitante y motivador que una persona que sabe cuál es su propósito en esta vida.

El segundo lado de por qué se siente así es que necesita romper el ciclo que le mencioné al principio. ¿Cómo se rompe ese ciclo?

Usted no controla muchas cosas en su vida, pero lo que sí controla tal vez está descontrolado. Entonces, necesita tener pequeños éxitos, pequeñas victorias, aunque sea tender su cama y ordenar sus cajones hoy. Usted debe tomar pequeñas decisiones para construir el éxito sobre los pequeños éxitos de su día a día. Es así como alcanza victorias. Si observa a cualquier atleta, a cualquier persona exitosa en su ramo, verá que empezó pequeña y fue construyendo, aumentando el grado de dificultad. El jugador de fútbol no comienza jugando en la Copa del Mundo, sino en el jardín.

La Biblia dice que no debemos despreciar los pequeños comienzos. Celebre los pequeños éxitos, así irá ganando confianza y verá que también puede, que también lo logrará.

De esta manera, resolviendo esos dos lados, romperá el ciclo del fracaso en su vida. Experimente esto, estoy seguro de que funcionará.