thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

CUANDO USTED ES SU PROPIO JUEZ (Fuerte enseñanza de Jesús)

Todos compartimos una tendencia: la de querer ser nuestros propios jueces, evitando condenarnos. ¡Cuidado con el fariseo que habita en usted!

Una parábola llena de enseñanzas que el Señor Jesús contó y que compartiré aquí. Es sobre «algunos que confiaban en sí mismos, creyendo ser justos y despreciaban a los demás».

Jesús dijo: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos». (Lucas 18:10).

Es decir, dos hombres fueron ante Dios, en el Templo. Un hombre era fariseo, un participante de la élite religiosa y visto por todos como un hombre santo. El otro era un publicano, un judío que trabajaba para el imperio romano recaudando impuestos de su propio pueblo. Por lo tanto, era visto como un traidor.

«El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano”». (Lucas 18:11-12).

Vea que el fariseo estaba de pie. No hay palabras sueltas en las parábolas del Señor Jesús. El significado es que el fariseo se consideraba digno de estar de pie ante Dios. Como si dijera: «Señor, tienes tanta suerte de tenerme como hijo. Dios ha sido bendecido por tenerme como seguidor». El fariseo era el dios de sí mismo y se consideraba mejor que las demás personas.

«Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”». (Lucas 18:13). (El publicano no se consideraba digno de acercarse al Templo).

Entonces, el Señor Jesús dijo: «Os digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado». (Lucas 18:14).

Generalmente, escuchamos el dicho: «los humillados serán exaltados». Pero el Señor Jesús no dijo eso. Él dijo: «aquellos que se humillan ante Dios…»

Sin embargo, todos tenemos ese fariseo dentro de nosotros. Nuestra tendencia es justificarnos (incluso cuando estamos equivocados). Es crear nuevas leyes para nosotros mismos. Así, hacemos cosas malas y las llamamos correctas. Jesús hablaba de un fariseo que estaba dentro de todos nosotros, que, por fuera, tiene una apariencia de justicia, pero, por dentro, quiere hacer todo sin ser acusado de nada.

En la parábola queda muy claro que el fariseo oraba para sí mismo, no creía en Dios. Y, cuando usted comete un pecado y se absuelve, se convierte en su propio juez. Ese pecado es peligroso porque la persona no comprende que necesita el perdón Divino.

Esta parábola es sobre aquellos que confían en sí mismos, creyendo ser justos y despreciando a los demás.

Cuidado con el fariseo que existe dentro de usted.

Haga una autoevaluación y vea el mensaje completo en el siguiente video.

imagem do author
Colaborador

Obispo Renato Cardoso