thumb do blog Renato Cardoso
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DESÁNIMO Y FALTA DE FUERZA: ¿POR QUÉ SE SIENTE ASÍ?

¿Está desanimado y sin fuerza, como si tuviera un peso en sus hombros? El rey David pasó por esto y muestra cómo salió de esa situación

Los desánimos y momentos de debilidad nos llegan a todos, pero este no es el problema. El problema es cuando el desánimo es parte de su vida y la falta de fuerzas se hace algo común. Y, generalmente, se siente débil, desanimado. Tiene momentos de ánimo, pero su estado normal es de desánimo. ¿Qué hay detrás de eso?

«Porque me han rodeado males sin número…», Salmos 40:12.

El salmista, el rey David, sabía muy bien lo que era estar rodeado de males y del mal. Él fue perseguido durante muchos años, fue cazado. Vivía escondido en las cuevas. Esas palabras eran de alguien que sabía lo que era estar rodeado de enemigos. Quizás usted esté rodeado de problemas y no hay dudas de que, cuando estamos así, el desánimo nos golpea.
Pero también puede ocurrir otra cosa: puede nacer un gigante. Nosotros podemos crecer por encima de esos problemas. Usted sabe que, cuando una persona está ante una situación amenazante, descubre una fuerza que no sabía que tenía. Es decir, si la persona lo hubiera pensado, no hubiera saltado un muro alto, pero, por supervivencia, descubrió una habilidad que no sabía que tenía. Usted puede despertar ese gigante que está en su interior, y así puede vencer todos los males, como lo hizo David tantas veces en su vida.

«… me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla», Salmos 40:12

Preste atención: David estaba desanimado, no por los enemigos, sino por las maldades que no le permitían mirar hacia arriba. La razón detrás del desánimo, que muchos enfrentan diariamente (la persona no logra bañarse ni salir de la cama), es porque quizás estén cargados de culpa. Usted no se perdona, y todos los días eso está en su memoria. Está en estado de muerto en vida.

Entonces, ¿cuál es la salida? ¿Cómo se libró de esto el rey David? Encontrará la respuesta en el salmo 51, cuando el rey abrió el corazón y se humilló, confesó el pecado, pidió perdón reconoció que se equivocó y se arrojó a los pies de Dios pidiendo misericordia. Él no creyó porque merecía perdón, porque nadie merece perdón. Y, en ese momento, Dios lo perdonó, le quitó la carga, la culpa que tenía. El que no podía mirar hacia arriba, pasó, ahora, con la cabeza erguida, a agradecerle a Dios y recuperó lo que había perdido.

Eso es lo que Dios quiere hacer también con usted. Si usted está tan mal que no puede mirar hacia arriba, no puede hacer una oración, entonces, inicialmente, mire hacia abajo y pida perdón, arrepiéntase de lo que hizo, crea en la promesa que dice: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar», 1 Juan 1:9. Haga valer esa promesa en su vida.
Una vez que este peso de la culpa sea quitado de sus hombros, verá que la culpa lo dejará y volverán las fuerzas.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso