«Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Dios, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.» Isaías 55:7

Dios quiere y busca perdonar al ser humano, porque es Su carácter, Su naturaleza. Él sabe que la mayor virtud es perdonar; es mejor que buscar venganza, que guardar rencor.

Sin embargo, hay condiciones para que eso suceda, la Biblia lo muestra en el versículo citado anteriormente. El impío debe dejar el mal camino para alcanzar el perdón, volverse al Señor, cambiar sus actitudes y la dirección de sus caminos, así encontrará la compasión de Dios.

Observe que todas las actitudes dependen del pecador: primero, hablar para dejar el pecado y, después, convertirse, volverse a Dios, así alcanza la promesa del perdón.

Hay dos lados del perdón:

El perdón para beneficio del perdonador: el perdón beneficia a la persona que perdona. Es la primera en ser beneficiada, porque, cuando le concede el perdón a alguien que lo hirió, recibe paz, quita los malos pensamientos de su interior, como el rencor, el odio y la venganza.

El que guarda rencor necesita entender esto: el perdón primero beneficia a quien perdona. Por eso, sea inteligente, practique el perdón.

El perdón para beneficio del perdonado: este beneficio solo se da con una condición, si el perdonado realmente se arrepiente, si deja el camino equivocado, si cambia. Jesús murió en la cruz por todos, pero no todos serán perdonados y salvos, porque no todos se arrepentirán.

Si usted se arrepiente, se convierte, se vuelve a Dios, recibirá el perdón, la paz y una nueva vida.