EL ÁNGEL GABRIEL NO LE CONTÓ ESO A MARÍA
¿Usted cuántas veces ha murmurado este año? ¿Eso le ayudó a cambiar la situación? Creo que no. Entienda que, cuando usted cambia su forma de ver, todo a su alrededor cambia.
El espíritu murmurador no habita en quien tiene el Espíritu Santo, ambas cosas son incompatibles porque quien tiene el Espíritu Santo sabe dar gracias, sabe ser agradecido, sabe reconocer su situación y ve siempre el lado positivo de las cosas, por más que esté viviendo una situación mala o difícil.
El Texto Sagrado dice en Efesios 5:20: «Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».
Debemos aprender a tener ese espíritu grato y no el espíritu murmurador que fue, en la historia del pueblo de Israel, uno de los pecados más frecuentes. Sin embargo, la murmuración no fue lo que los liberó de la esclavitud de Egipto que tanto deseaban, sino el clamor.
Cuando dejaron de murmurar y empezaron a clamar, Dios descendió para librarlos, Éxodo 2:23-25. Pero ellos se llevaron ese espíritu murmurador al desierto. A veces era la comida que no era buena, a veces Moisés era la causa de su insatisfacción. Es decir, siempre había un motivo para quejarse, nunca estaban bien las cosas. Seguramente usted conoce a alguien así.
Ese pueblo se quejaba mucho y, constantemente, expresaba esas quejas contra Dios, contra Moisés y en contra de toda la situación. Esa murmuración fue la razón por la cual murieron en el desierto. Y hay muchas personas que no entienden que son derrotadas en la vida porque tienen el espíritu murmurador.
Estamos inmersos en un mundo lejos de ser perfecto, desde que el mundo le dio la espalda a Dios está sometido a sus corrupciones. La Biblia dice que nuestro descanso no es aquí en esta Tierra, porque esta está destruida por la corrupción, Miqueas 2:10 e Isaías 24:5.
Vea: cuando el Salvador del mundo, el Hijo del Altísimo vino a esta Tierra y nació de una mujer, ¿en qué circunstancia nació? El Texto Sagrado dice que María dio a luz en un pesebre porque no había lugar en el establo.
El pesebre era el comedor de los caballos, el único lugar que había. Mire en qué circunstancias nació el Salvador del mundo, el Hijo de Dios. Eso sucedió porque vino sujeto a las circunstancias de este mundo, no había un hotel, no había nada, había un establo y fue allí donde María dio a luz. Ellos podrían haber dicho «Pero el ángel Gabriel solo me dijo que daría a luz al Salvador del mundo, pero no me dijo que sería en un establo en medio de los caballos».
Así es, ¿usted vio en algún lado que María o José se quejaran? ¿O a Jesús, más adelante, en su vida adulta, murmurando sobre este hecho? No, usted no ve murmuración, porque, en realidad, eso que era malo, fue bueno, porque era una profecía que se estaba cumpliendo.
Por lo tanto, si usted comienza a mirar las cosas con gracia y gratitud, alabar a Dios y buscar Su propósito, la situación difícil se volverá una bendición.