EL JUICIO DE DIOS SERÁ SEGÚN ESTA VERDAD
Dios no nos juzgará basándose en nuestra propia verdad, sino en la única Verdad, que es Él mismo
Ayer hablé sobre las 3 verdades inconvenientes, hoy hablaré sobre una más, que es la siguiente: «El juicio de Dios es según la verdad». (Romanos 2:2).
Esto significa que no seremos juzgados por nuestra versión de la historia. No, el juicio de Dios es según la Verdad. Y el Señor Jesús dijo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida…» (Juan 14:6).
Naturalmente, los que estén con la Verdad de su lado serán librados de este juicio. Es importante tener esa conciencia, porque estamos viviendo en una época en la que la expresión «mi verdad» se ha puesto de moda.
Ahora bien, es importante saber que cuando alguien dice «mi verdad», probablemente, esa verdad sea una mentira o solo un punto de vista, que casi nunca es la verdad. Confundir un punto de vista con la verdad es autoengaño, es falta de reflexión, porque un punto de vista no puede abarcar todos los demás puntos de vista de una situación.
La verdad es inmutable, es real, es un todo. En cambio, la mentira es flexible, puede cambiar, no es algo real, es algo que solo existe en la mente del mentiroso y de los que creen en ella.
Veamos la verdad desde 3 perspectivas: la verdad sobre nosotros mismos, la verdad sobre las personas y la verdad que está en Dios.
Encontrar la verdad en las personas es muy difícil, prácticamente imposible, porque no tenemos el mismo don de Dios, no tenemos el poder de saber lo que hay dentro de ellas. No sabemos todos los hechos, no tenemos toda la información, nadie la tiene, nadie lo sabe todo.
Cuando un juez dicta sentencia en un caso, casi nunca tiene todos los hechos, solo puede juzgar basándose en las pruebas que le presentan. Pero ¿cuántos casos llegan a un tribunal sin pruebas? Y, cuando las hay, algunas son falsas, algunos testigos mienten en el tribunal incluso bajo juramento. En fin, encontrar la verdad en las personas es muy difícil.
Pero sí podemos buscar la verdad acerca de nosotros mismos. He estado meditando mucho en este Salmo:
«¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos». (Salmos 19:12)
Hay errores en nosotros que están ocultos incluso para nosotros mismos, hay verdades sobre nosotros que no vemos. Por eso, esta búsqueda de la verdad dentro de nosotros es muy importante.
Por ejemplo, durante los primeros 12 años de mi matrimonio estaba convencido de que estaba en lo correcto, pero estaba sinceramente equivocado. Sin embargo, porque busqué, Dios me mostró mis errores ocultos. A veces, mostramos una cosa y la realidad es otra. Falta sinceridad, falta verdad, falta enfrentar la condición real. Entonces, para cambiar, lo primero es reconocer la verdad sobre uno mismo, por más dolorosa que sea. Solo así se podrá hacer algo al respecto.
Solo sabremos realmente cómo actuar cuando busquemos la única Verdad, que es el Señor Jesús. Y esto se logra cuando buscamos Su Espíritu, Sus palabras, es decir, cuando tenemos un interés genuino en conocerlo.
De esta manera, cuando tenga un encuentro con la Verdad, una luz brillará en su corazón, en su mente, y verá con otros ojos todo lo que sucede a su alrededor, notará muchas mentiras que antes no veía y actuará según la Voluntad de Dios.