thumb do blog Renato Cardoso
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EL PODER DE LA LENGUA PARA CAMBIAR SU VIDA

Piense muy bien en las palabras que salen de su boca, si no son para ayudar, levantar, añadir y traer el bien, entonces es mejor contentarse con el silencio

El espíritu de la sabiduría nos alerta, a través de la boca del apóstol Pablo, diciendo: «Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia á los oyentes», Efesios 4:29.

¿Qué es la «palabra torpe»? Según el diccionario, «torpe» significa «que contraría o hiere las buenas costumbres, la decencia, la moral, que revela carácter vil, infame, causa rechazo, asqueroso». Esto significa «torpe».

En la Biblia, en griego, donde se escribió originalmente esta carta a los efesios, significa palabras podridas, corruptas.

Entonces, la orientación del Espíritu de Dios a los que quieren vivir de manera correcta es que no dejen salir ni siquiera una palabra podrida, corrupta, asquerosa, sucia, pervertida e inmoral de su boca.

¿Por qué esta orientación? ¿Por qué no hablar con esas palabras y solo hacerlo con palabras que fueran buenas para promover la edificación de los que escuchan (es decir, palabras que construyan a esos oyentes)?

Solo el ser humano habla, porque Dios puso en su interior ese poder. Dios es palabra. Nuestro Dios no es como otros dioses de este mundo. Nuestro Dios es la propia inteligencia. Si usted se detiene a pensar, entenderá que Él puso ese poder en nuestro interior, en Su criatura especial. Solo le dio ese poder al ser humano. Y es este poder que lo diferencia de los otros animales: su capacidad de razonar, de comunicarse de manera desenvuelta por medio de las palabras que aprendemos.

La Biblia nos muestra, en el capítulo 3 de Santiago, que la lengua es como el fuego, como una chispa que incendia un bosque. La lengua también puede incendiar, contaminar todo el cuerpo. E incluso llevar a una persona al infierno. El poder de la lengua es inmensurable, no existe regla que pueda medir el poder de nuestras palabras.

Entonces, la pregunta es: ¿cómo utiliza usted ese poder? Tal vez usted diga malas palabras, insulte a personas queridas, permita que de su boca salgan críticas inútiles (solo para sentirse mejor usted). Usted critica a una persona y la menosprecia, habla de los defectos de otras personas. Usa su lengua para dar informaciones incompletas que llegaron a sus oídos; informaciones malintencionadas que usted, sin verificar, las comunicó y le hizo daño a alguien, hiriendo a otra persona.

Quizás sus palabras sean en contra de usted mismo. Cuando usted habla, comete suicidio verbal. Cuando usted dice: «Mira, no sé lo que será de mi vida. No sé qué haré. Mi vida es una porquería. Mi vida no vale nada, no tiene sentido. No sé por qué estoy en este mundo, sería mejor si muriera. No logro nada, todo me sale mal». No tiene noción de cuánto está bloqueando su progreso, maldiciendo su vida, corrompiendo sus propias oportunidades de ganar.

Entonces, el consejo de Dios es: «Que no salga de su boca ninguna palabra torpe, sino solo la que fuera buena para promover la edificación».

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso