thumb do blog Renato Cardoso
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ESPÍRITU DE VÍCTIMA: CÓMO LIBERARSE DE ÉL

Le mostraré tres pasos para librarse del espíritu de víctima y un versículo para que lleve toda la vida. Aplíquelos y verá los resultados

Hablamos sobre el «espíritu de víctima» que tienen muchas personas, que se caracteriza por culpar a los demás de sus problemas, fracasos e incapacidades de superar obstáculos. Este espíritu impide que la persona avance, la manipula y la hace manipuladora también. Termina poniendo a la persona contra las demás y hace que sean insoportables.

Hemos hablado anteriormente sobre cómo identificar a una persona que tiene espíritu de víctima. Y, hoy, hablaremos sobre cómo librarse del espíritu de víctima.

Son tres los pasos que debe dar para librarse del espíritu de víctima.

El primer paso es reconocer que usted tiene el espíritu de víctima y entender que ese problema es espiritual. La expresión «espíritu de víctima» no son solo palabras. La persona es, literalmente, controlada por un espíritu maligno. Muchas personas que escucharon el mensaje anterior dijeron: «No sabía que tenía el espíritu de víctima», esto es porque este espíritu ciega a la persona. Usted no vencerá un problema espiritual con algo material. Usted debe fortalecer su espíritu, que es rehén del espíritu de víctima. Debe fortalecerse en Dios, con Su Palabra, buscando Su Espíritu. De esta manera, el espíritu de víctima será expulsado de su vida.

El segundo paso es que se niegue a pensar que usted es una víctima. Rechace esta idea: «Soy desafortunado». Rechace este tipo de pensamientos. Piense un poco: si analizamos crudamente la condición humana, llegaremos a la conclusión de que todos ya hemos sido víctimas de otras personas. Quizás usted ya fue víctima solo por el hecho de haber nacido en la familia en que nació, que no le dio condiciones o donde sufrió abuso. Entonces, todo el mundo es víctima de una u otra forma. Pero este es el secreto: si actúo como si no lo fuera, ya me he colocado por encima de la mayoría de las personas, porque no cederé ante este bastón, esta traba en mi mente, que me dice que no puedo. Ya tendré ventaja. ¿Y no es eso lo que usted ve en las historias de éxito?
Personas que tenían todo para desistir y no lo hicieron. «Me ocuparé de lo que puedo hacer y no de lo que no resultará. No puedo cambiar el mundo exterior, pero puedo cambiar mi mundo».

El tercer paso es leer esto todos los días:

«¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Él que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de Ti somos muertos todo el tiempo. Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó», Romanos 8:31-37.

Pablo, muy familiarizado con la injusticia, pensaba eso. Usted debe leer ese pasaje todos los días hasta librarse del espíritu de víctima. Esa debe ser su mentalidad. Asuma la posición de «más que vencedor». Y nunca más será víctima, ni fracasado, nunca más usará su boca para dar excusas.

Vea el siguiente video y piense sobre esto.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso