Anteriormente hemos dicho que la pobreza es falta de conocimiento, de relación con Dios, de trabajo mental, de carácter. Todo eso está detrás de la pobreza. No estoy diciendo que los pobres no tienen a Dios.

A veces, las personas escuchan cosas y las interpretan mal. Me estoy refiriendo a un conjunto de factores que causan la pobreza en el ser humano, más que la falta de recursos. El mundo está lleno de recursos y el ser humano tiene la inteligencia para prosperar incluso en el desierto (como en Oriente Medio). Cuando digo «falta de relación con Dios», vemos que, cuando el pueblo de Israel estaba bien con Dios, naturalmente, las cosas salían bien. Sin embargo, cuando el pueblo Le daba la espalda, se volvía hacia otros dioses que les prometían riquezas, lo que seguía era la miseria.

Eso no significa que una persona que tenga a Dios no pase por períodos de precariedad de vez en cuando. Usted puede estar lleno del Espíritu Santo, pero, debido a las circunstancias, puede pasar por una situación complicada. Por ejemplo, Abraham pasó por un período de hambre, por lo que fue a Egipto en búsqueda de alimentos. Lea Génesis 12:10. Pero Dios siempre lo sostuvo. Como dijo Pablo: «No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece», Filipenses 4:11-13.

La verdadera riqueza de las personas que caminan con Dios es precisamente esta certeza: «Siempre estaré seguro». Quizás usted sea una persona de Dios, pero escuchó la voz de su corazón e hizo negocios con alguien que no era de Dios y lo engañó, llevándose su dinero. Dios no nos impide tomar decisiones equivocadas. Y cosechamos lo que sembramos. No porque crea en Dios estará exento de tomar malas decisiones.

Pero una cosa es segura: Si camina con Dios, su pobreza será temporal. La persona que hace lo correcto eventualmente tendrá éxito en su trabajo.

Lo que quiero decirle a usted, que tiene una vida económica privilegiada, es: no se apoye en su dinero. Y el pobre no debe usar la pobreza como excusa para seguir siendo pobre. La riqueza que Dios nos da es la fe. Él lo guiará y usted saldrá de esa situación. No piense: «No tengo educación» o «Mi familia es pobre». Usted tiene fe. Dios sostuvo al pueblo en el desierto a través de la fe. La fe nos enseña. Y la fe hace que usted camine sobre la justicia, una base sólida, para no perder en el futuro.

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