thumb do blog Renato Cardoso
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FE DE DEMONIOS: ¡entienda y no sea engañado!

Existen dos tipos de fe: la que dice que cree, pero no obedece, y la que cree, obedece y se entrega de hecho y de verdad. ¿Cuál ha sido la suya?

Anteriormente hablamos sobre la fe de «Simón el Mago». Y vimos cómo las personas que dejan de creer en Dios terminan creyendo en cualquier cosa. También hablamos sobre la falacia: «todos los caminos conducen a Dios». Solo un camino conduce a Dios de manera que la persona sea justificada. Vea el mensaje anterior.

Continuando, la historia dice que Felipe, un discípulo del Señor Jesús, descendió a Samaria y comenzó a predicarle la Palabra al pueblo, que estaba dominado por el engaño religioso de Simón. Y el pueblo creyó en Felipe.

«Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales y los grandes milagros que se hacían.» Hechos 8:13

Simón sabía que la magia que practicaba era una ilusión. Y sabía que engañaba al pueblo, pero se dio cuenta de que las señales de Felipe eran verdaderas, porque venían de Dios. Él «creyó» e incluso se bautizó en las aguas. Sin embargo, después manifestó el deseo de estar en el centro de atención. Y les hizo una propuesta a Pedro y a Juan, que descendieron para ayudar en Samaria: «¿Cuánto quieren para darme ese poder?». Sin embargo, Pedro lo reprendió duramente.

¿Pero Simón no había creído? En realidad, él tuvo una «fe de demonios». Simón tenía demonios en su interior y el mal no salió. El corazón de Simón quiso unirse a Felipe para no «quedarse atrás» en la ciudad. No fue liberado. Y el mal quería apropiarse de la fe cristiana para engañar a las personas.

Vea, el apóstol Santiago hizo una advertencia al respecto: «Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan», Santiago 2:19.

Significa que no basta con decir: «Yo creo en Dios, tengo mucha fe en Él». Le pregunto: ¿Cree en Dios? Muy bien, pero los demonios también creen. Ellos saben que es verdad.

¿Cuál es la fe de los demonios? Es la que dice creer, pero que no obedece. La verdadera fe implica una entrega de vida. La persona empieza a vivir a través de esa fe (como los cristianos del pasado, que llegaron a morir por la fe).

Simón solo se había maravillado por las señales y quería seguir ganando dinero y fama aprovechándose de la fe de las personas.

Muchas personas viven así en estos días. Y, cuando esos mueran, tendrán un shock cuando Dios diga: «Nunca os conocí. Ustedes Me usaron para obtener beneficios personales».

Es muy impactante esto. Imagine que la fe de una persona no sea un poco mejor que la fe de los demonios. ¿Cómo cambiar esto? La fe genuina es la que obedece la Palabra.

«Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero. No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón. Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad.» Hechos 8:20-23

Veremos, en el próximo mensaje, lo que decidió hacer Simón.

Por ahora, verifique este mensaje.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso