Usted sabe que hay una decisión que puede tomar que cambia todas las demás decisiones. Preste atención a lo que dice el Texto Sagrado: «Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él…» (Colosenses 2:6).

Se nos presenta una lógica: si una cosa, entonces otra. «Si ustedes recibieron al Señor Jesucristo», esto significa tenerlo como Señor en su vida. Quien de verdad cree en Cristo y Lo tiene como Señor, ya no es dueño de sí mismo. Esto significa que Él manda y usted obedece. Él gobierna nuestra vida. Si soy sensato, Le obedezco.

Pero no se trata solo de decir: «Creo en Jesús». Él es quien manda en usted. Él es el Señor en su vida. La consecuencia de esto es que debemos andar en Él, porque Él, el Padre y el Espíritu Santo hacen morada dentro de nosotros. Esto cambia todas las decisiones de una persona, porque quien ha tomado la decisión de tenerlo como Señor vive para agradarlo.

Cuando usted tiene a Dios como Señor, antes de tomar una decisión, eso afecta todo en su vida. La hora en la que se levanta, sus objetivos de vida, con quién se casará o no, qué hará. Todo está influenciado por la decisión de tenerlo como Señor. ¿Es fácil? No, nuestra voluntad entra en conflicto todos los días. Por lo tanto, debemos recordar que no somos dueños de nuestra vida.

Cuando decido según Su voluntad y no la mía, no hay manera de que salga mal. Mi voluntad puede fallar, pero la de Él nunca. Fue una decisión que cambió todas mis decisiones y sigue cambiándolas hasta hoy.

¿Qué debe hacer? Usted debe tomar la fe en serio. La fe no es religión, no es simplemente ir a la iglesia. Yo iba a la iglesia, pero no obedecía. Iba detrás de bendiciones, de lo que Dios podía darme. Pero tal vez usted también debe aprender a sacrificar su propia voluntad. Este es el mayor sacrificio que podemos hacer, porque sucede todos los días.

Reflexione sobre este tema a través del mensaje en el siguiente video.