LA IRA DE DIOS VENDRÁ
Así como nosotros, creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), sentimos indignación frente a la injusticia, también podemos comprender —aunque en menor escala— la ira de Dios. Ninguna injusticia pasará desapercibida a Sus ojos, y nadie que la practique escapará de Su ira
La ira de Dios es real. Dios tiene una ira reservada para juzgar esta Tierra. Y, en cierto nivel todos podemos comprender esa ira, ya que sentimos dentro de nosotros una profunda sed de justicia. Cuando vemos que la injusticia prevalece, algo grita dentro de nosotros: “eso no puede quedar así”, “¡no es justo!”. Ese clamor por justicia está en nosotros porque somos creados a imagen y semejanza de Dios.
Pero aquí está el punto: si usted desea la justicia de Dios en este mundo, necesita saber que también lo alcanzará —a no ser que usted resuelva eso antes, con arrepentimiento y fe.
¿Qué atrae la ira de Dios?
La Biblia es clara. En Colosenses 3:5-6, leemos:
«Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia…»
O sea, Dios se ira a causa de ciertos comportamientos y elecciones. Vamos a entender mejor:
- Fornicación
Sexo desenfrenado, fuera del patrón establecido por Dios. Relaciones sin compromiso, sin alianza, sin respeto al propósito divino.
- Impureza
Todo aquello que ensucia la mente y el corazón: contenidos tóxicos, prácticas inmorales, pensamientos distorsionados. Dios nos dio una conciencia para discernir lo correcto de lo incorrecto — y muchos la ignoran hasta cauterizarla.
- Pasiones desordenadas
Afectos exagerados y desequilibrados: obsesiones por personas, por la belleza, por la fama, los deportes, e inclusive por sí mismo. La idolatría al cuerpo, la búsqueda de la perfección física a cualquier precio, también entra aquí.
- Vil concupiscencia
Deseos bajos, torpes, que van contra la virtud y el bien. Son pensamientos e impulsos que nadie quiere sufrir, pero que muchos alimentan contra los otros. Es necesario hacer una limpieza mental diaria para rechazar esa basura emocional y espiritual.
- Avaricia (que es idolatría)
El amor al dinero, apego a la riqueza, obsesión por tener más — al punto de renunciar a la verdad y a la justicia. La avaricia lleva a la mentira, al robo, al engaño. Y sí, llega incluso a robarle a Dios, como está escrito: «¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros Me habéis robado…». (Malaquías 3:8)
La Biblia llama avaricia a la idolatría porque el dios de esas personas es el dinero. Ellas sirven al dinero, no al Creador.
La ira de Dios sobre los hijos de la desobediencia
Esas prácticas atraen la ira divina sobre los llamados “hijos de la desobediencia” — personas que ignoran a Dios, que desprecian Su Palabra, que viven como si Él no existiera. Muchas veces, no entendemos por qué ciertas cosas les suceden a algunas personas, pero Dios entiende. Él ve lo que fue sembrado — y la cosecha llega.
¿Cómo evitar la ira de Dios?
- Temiendo a Dios.
- Creyendo en Jesús.
- Obedeciendo Su Palabra.
- No con palabras vacías, sino con fe genuina y reverencia.
Está escrito: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.». (Juan 3:36)
Creer en el Hijo no es solo reconocer que Él existe. Es temer, obedecer, valorar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros. Porque si alguien desprecia el mayor acto de amor de Dios — la entrega de Su Hijo —, no queda nada más que la ira divina.
Escuche el mensaje completo en el video publicado.