thumb do blog Renato Cardoso
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LA MUERTE DE MATTHEW PERRY, ACTOR DE FRIENDS

Cuando usted entiende que la felicidad no está en las cosas o en las personas, entonces entiende que no necesita mucho para ser feliz, solo la presencia de Aquel que es eterno

El fin de semana pasado, el mundo de las celebridades se estremeció como también los fans de la serie «Friends» con la noticia de la muerte de uno de los actores, Matthew Perry. Fue encontrado muerto en su casa, en el jacuzzi, el sábado por la tarde. Tenía 54 años.

El actor tenía una trayectoria envidiable en su carrera, en la que la serie, considerada una de la más exitosas de todos los tiempos, ganaba más de un millón de dólares por episodio en el que participaba (y fueron más de 230 episodios en las 10 temporadas).

Si en el campo profesional el actor tenía mucho éxito, en el personal, tenía una larga batalla desde hacía más de 30 años contra las adicciones (alcoholismo y psicofármacos). Estuvo al borde de la muerte por sobredosis hace unos años.

Irónicamente, murió sin ningún «friend» (amigo) a su lado. Murió solo, en una vida abreviada y aun no se sabe la causa de su muerte. Es una muerte precoz y muy triste.

Pero más triste es saber que miles de personas imitan el estilo de vida de Matthew alrededor del mundo. No sé si ya notó que se está haciendo costumbre escuchar una noticia sobre algún famoso o famosa que muere joven o que se quitó la vida. Es una tragedia más que muestra el enorme vacío que puede haber en el alma de un ser humano. No sirve de nada lo grande que sea el éxito, no importa el tamaño de la fama o de los placeres vividos, no importa cuánto dinero o si estuvo con las personas más bellas. Nada puede completar el vacío del alma, cuando esta no conoce a su Creador.

Fue como dijo el rey Salomón, en Eclesiastés, capítulo 3, versículo 11, que «Dios puso la eternidad en el corazón del hombre» (algunas traducciones usan la palabra «mundo», pero en el original dice «eternidad»).

Piense: si Dios puso la eternidad en el corazón del hombre, ese espacio no tiene fin. Solo hay una cosa que puede llenar ese espacio: Aquel que es eterno. Use su inteligencia.
Tal vez se pregunte: «¿Por qué nada me llena?». Usted ve que hay personas que logran un gran éxito, pero existe la «depresión del exitoso» y, por lo tanto, la «depresión del fracasado», que piensa: «Soy infeliz porque no logré lo que quería en la vida». De un lado o del otro, hay personas vacías, infelices, que desean morir.

¿Cuántas vidas como la de Matthew Perry serán necesarias para que el ser humano entienda que nada de este mundo puede llenar el vacío del alma?

El Señor Jesús dijo: «Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?», Marcos 8:36.

Entonces, las personas buscan en el mundo cómo llenar esos vacíos, ansiedades, pero siguen siendo profundamente frustradas y se desquitan con ellas mismas y con los demás. ¿Qué es la adicción sino algo que castiga al adicto?

No digo que usted sea una persona religiosa porque la religión no llena ese vacío. Cuantas más religiones hay en el mundo, más desgracias generan los seres humanos.
Es necesario «regresar al paraíso». Esto significa regresar al lugar de donde el ser humano nunca debió haber salido. El lugar de la comunión con Dios, de la obediencia, de vivir de acuerdo con Sus principios. El propio rey Salomón también dijo que él, por haber sido el hombre más rico, buscó todo lo que sus ojos deseaban, todo lo que el corazón le pidió. Se dio a sí mismo todo lo que quería. Y lo que encontró en el final fue depresión.
Él odió esa vida y vio que todo no era más que aflicción de espíritu y vanidad.

Quizás usted ha puesto todas sus fuerzas en la búsqueda de algo y lo haga responsable de su felicidad.

El único que puede llenar ese vacío es el Eterno, por eso, debe buscarlo.

Piense sobre esto y vea el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso