LA SOLUCIÓN PARA EL MUNDO ES SIMPLE, LO QUE COMPLICA ES…
¿Por qué es tan difícil para el ser humano entenderse? La Palabra de Dios nos da una solución simple para superar las divisiones y desigualdades en la sociedad. El problema es que el ser humano tiende a complicar lo que es simple. ¿Quiere saber cómo cambiar eso? ¡Descúbralo en el video!
Seguramente, usted ya se preguntó: «¿Por qué es tan difícil para las personas entenderse?».
Especialmente, en los días actuales, vemos guerras llevarse a cabo. Son naciones contra naciones, al borde de una Guerra Mundial. Las personas se están preparando para el apocalipsis. Vemos que el mundo, a pesar de todo el avance en la ciencia, no está progresando en la cuestión de la paz entre los pueblos.
Hay divisiones dentro de un mismo país. Hay pueblos que se creen mejores que los otros. Están las divisiones entre las etnias y las religiones, así como también hay diferencias entre vecinos. Y, finalmente, dentro del propio hogar: la mujer no quiere someterse al hombre, el hombre no quiere cuidar de la mujer y los hijos no quieren someterse a los padres.
Algo parecido, luego de la Segunda Guerra mundial, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de promover la paz, sin embargo, dentro de esta también hay divisiones.
La verdad es que la solución solo puede encontrarse en la Palabra de Dios. La solución para las divisiones sociales, etnias, religiosas, entre otras, es simple: «… pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús», Gálatas 3:26. Es decir, por la fe en el Hijo de Dios, nosotros también nos volvemos Sus hijos. De la misma manera, para unir a todos los pueblos debajo del mismo Padre, es suficiente con que creamos en Su Hijo. El problema es que no todos quieren creer en Jesús.
El texto sigue: «Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido», Gálatas 3:27. El Evangelio nos dice que, a causa del pecado, todos se separaron de Dios, pero Él dio a Su Hijo para que todos los que creen en Él no perezcan, sino que tengan Vida Eterna (Juan 3:16). Para eso, la persona se bautiza en las aguas, se separa de la vieja vida, no vive por su propia voluntad, sino para servir al que la salvó, Dios.
De esta manera, la persona tiene ganas de actuar como Dios. Cuando vemos el show de un artista, nos damos cuenta de que los verdaderos fanáticos tienen semejanza con el artista. La persona usa su ropa, canta sus canciones, porque quiere parecerse con ese ídolo. Lo mismo sucede con el que se entrega al Señor Jesús.
También está escrito: «No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús», Gálatas 3:28. En otras palabras, cuando nos volvemos hijos de Dios y tenemos Su imagen y semejanza, nos volvemos uno solo. No hay más diferencias entre nosotros.
Por lo tanto, lamentablemente, el ser humano es extremadamente complicado. Y, por eso, esta tierra se prenderá fuego, no por la voluntad del Padre, sino por la voluntad de la humanidad.
Vea el mensaje en el video y piense al respecto.