¿Sabía que lo apropiado limita con lo inapropiado? Así como dos países comparten una misma calle, el bien y el mal conviven lado a lado en el mundo. En muchos casos, esa línea es invisible, sin muros ni señales. De la misma manera, personas buenas y malas caminan juntas, viven cerca, incluso dentro de una misma casa. No hay etiquetas. Solo se revela lo que hay en cada uno cuando sus acciones se manifiestan.

Esa cercanía entre lo correcto y lo incorrecto es antigua. Desde el Edén, Dios colocó en medio del Jardín el árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:9). Estaba en el centro, accesible desde cualquier dirección. ¿Por qué? Para enseñarle al ser humano a ejercitar el dominio propio, la libertad de elección y la responsabilidad moral. Sin la posibilidad de decir «no», no hay libertad verdadera.

El bien y el mal caminan lado a lado

La vida cristiana exige discernimiento. En todo — mirada, vestimenta, entretenimiento, música, comportamiento, uso del dinero — existe lo apropiado y lo inapropiado. Y la transición entre uno y otro puede ser sutil: un clic, una mirada, una palabra. Porque el pecado siempre está a la puerta (Génesis 4:7), listo para cruzar la línea que separa el bien del mal.

Por eso, es fundamental establecer límites internos claros. Aunque la frontera moral muchas veces sea invisible a los ojos, debe estar muy bien definida dentro de nosotros. Sin esos límites, corremos el riesgo de destruir nuestra conciencia, reputación, matrimonio, trabajo — nuestra vida espiritual.

¿Quién define lo que es apropiado?

Dios. Él estableció los estándares desde el principio. Cuando el ser humano intenta definir por sí mismo lo que está bien o mal, todo se invierte: lo correcto se vuelve incorrecto y lo incorrecto, correcto. Esto sucede porque el mundo se ha alejado de Dios, de Su Palabra y de Su dirección.

¿Usted quiere vivir con sabiduría, paz y propósito? Consulte las Escrituras. Tal vez no encuentre respuestas directas respecto a todo, como qué ver en la televisión. Pero la Biblia ofrece principios que lo ayudarán a discernir lo que conviene o no.

Examine su vida. Manténgase alerta. Lo inapropiado puede estar muy cerca — y, a veces, un pequeño resbalón es suficiente para caer. No juegue con los límites. Viva de manera consciente, buscando agradar a Dios en todo.

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