LEEMOS LA CARTA DE JUAN Y ENCONTRAMOS ESTO
Sus actitudes, acciones y reacciones diarias demuestran su amor por Dios
«Porque este es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos, y Sus mandamientos no son gravosos». 1 Juan 5:3
Cuando una persona ama a otra, guarda sus palabras. Cuando Cristiane me dice: «No me gusta esto» o «me gusta aquello», trato de guardar sus palabras. Cristiane y yo vamos a cumplir 33 años de casados; y, para nosotros, la palabra del otro debe tener peso. Jesús también dijo que quien Lo ama guarda Sus palabras. Si ignora lo que la persona dice, ¿qué amor es ese?
Además, el apóstol Juan complementa diciendo que los mandamientos no son gravosos. Cuando usted considera lo que Dios pide, en comparación con las cosas del mundo, verá que los mandamientos de Dios no son pesados. No es pesado, por ejemplo, serle fiel a la esposa (porque el beneficio es un matrimonio en paz). Pesado es traicionar, es escuchar la voz del corazón, que produce innumerables malas consecuencias (familia destruida, comunión con Dios manchada).
Cuando Dios dice: «No codiciarás…», está diciendo: «Te sentirás mucho más ligero si no te preocupas por la vida de los demás. Enfócate en ti, en lo que eres, en lo que tienes». Este mundo se mueve por la comparación.
Entonces, los mandamientos de Dios exigen la negación de nosotros mismos, pero las consecuencias de eso son más ligeras. La pregunta que se debe hacer es: ¿Usted ama a Dios? Tal vez responda: «Sí, Lo amo». Pero ¿Lo ha amado en el sentido de «guardar» Sus palabras?
Juan añade: «Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe», 1 Juan 5:4.
Aquí queda claro que hay un conflicto entre los que son de Dios y de este mundo. El «mundo» no es el planeta Tierra, son las personas que no aman a Dios. Si esas personas no guardan los mandamientos de Dios, ¿qué mandamientos guardan? Solo quedan los del diablo. El primer mandamiento de la «biblia de satanás» es: «Haz lo que quieras», pero el de Dios es: «Hágase la voluntad de Dios y no la mía». La mayoría de las personas en el mundo viven por el primer mandamiento: «Mi vida es mía y hago lo que quiero, lo importante es ser feliz».
Cuando usted anda en el camino de Dios, este camino es estrecho y, por eso, pocos lo recorren. Si una persona no ha nacido de Dios, no puede vencer el mundo. Es una cuestión de fe en que Dios cumplirá lo que prometió.
Fortalezca este amor práctico, que obedece, y la fe que confía en Dios.
Vea el mensaje completo en el siguiente video.