thumb do blog Renato Cardoso
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MARIDO TRAICIONADO, AMANTE SINVERGÜENZA Y ESPOSA INGRATA

¿Qué haría en el lugar de este marido traicionado? Por más increíble que parezca, esta historia sucede todos los días en la actualidad.

Contaré la historia de un marido y me gustaría que usted pensara sobre qué debería hacer este marido en esta situación:

Él se casó enamorado de su mujer y vivieron bien durante muchos años. Daba todo por ella, no le faltaba nada. Tenía carácter, era fiel. Y, antes de casarse, ella tenía una posición económicamente inferior, pero él le dio todo lo mejor.

Solo que un día la esposa se sentía aburrida, quería algo más y terminó involucrándose con su vecino, y traicionó a su esposo.
Ella llevó al vecino a su casa y dijo: «Me quiero quedar aquí con él, ya no te quiero». Incluso siendo su casa, él se fue y se la dejó a ella para que viviera con su amante. Él le dio el divorcio, le dio dinero y les dejó la casa.

Al comienzo, era solo amor entre los amantes. Pero, con el paso del tiempo, él empezó a maltratarla. Llevaba a los amigos a la casa, la denigraba. Los amigos se divertían y después se iban dejando todo hecho un desastre para que ella ordenara. Ella intentó mantener al amante, pero él no quería cambiar y ella quedó endeudada.

Pasaron siete años y ella decidió llamar a su exmarido, quien había esperado ese llamado por un largo tiempo. Él fue a visitarla y quedó choqueado con lo que vio: la casa destruida, la esposa abatida, delgada, con los ojos hundidos. Pero el impacto más grande que sintió fue lo que escuchó cuando le preguntó lo que había sucedido y ella le respondió: «Si no me hubieras abandonado, nada de esto habría sucedido». Yo le pregunto: ¿La culpa la tuvo el marido? ¿Qué cree que el marido podría hacer por su exesposa?

Si la ama, podría decir: «Me caso nuevamente contigo y reconstruiremos nuestra vida». Pero ¿depende solo de él? La mujer debe dejar al amante, debe dejar esa actitud malcriada de culpar al marido, debe quitarse esta ingratitud, este comportamiento de infidelidad, debe humillarse, arrepentirse. Y, finalmente, decir: «Si me aceptas nuevamente, seré la mejor esposa del mundo», pero debe decirlo sinceramente.

Este caso, en realidad, es la historia de Gedeón (Jueces 6, 7 y 8). El marido representa a Dios, y la mujer a Gedeón, las personas, el ser humano. De la misma manera que la mujer colocó al amante en el lugar de su marido y lo echó de la casa, el pueblo de Israel priorizó a otros dioses en lugar de Dios y Lo expulsó. Y los nuevos dioses de Israel introdujeron enemigos que arrasaron con la tierra. Y el pueblo de Israel culpó a Dios por todo aquello, pero en la casa de Gedeón había un altar para Baal. A propósito, «Baal» significa «marido», es decir, literalmente, Israel cambió de marido y además culpó a Dios por las miserias sucedidas.

Y esta historia se repite, Dios restaura a las personas y ellas eligen a otros dioses, traicionándolo. ¿Cuántas personas hay que tenían una buena vida con Dios, pero, insatisfechas con la tranquilidad, quisieron más?
Fue como esa persona que lo tenía todo, pero miraba lo ajeno. De la misma manera, muchas personas estaban bien con Dios, pero comenzaron a desear el mundo: «Quiero aventuras, quiero experiencia, quiero disfrutar», y cambiaron el marido fiel por el amante sinvergüenza. Esta es la historia de muchas personas.

Pero Dios, así como en la historia de Gedeón, respondió al primer «llamado» que hizo el pueblo. Si usted tan solo se arrepiente y quiere una nueva vida, Él le responde. Sin embargo, Él necesita que usted rompa con los amantes, que derrumbe el altar de Baal en su vida, que reconozca la culpa, se arrepienta, que cambie la mentalidad, que deje de ser ingrato, y así Él podrá comenzar una nueva historia y hacer todo nuevamente. Es lo que Él desea, pero no depende solo de Él.

Piense al respecto y vea el mensaje completo en el siguiente mensaje.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso