MIRADA DE ÁGUILA PARA EVITAR MUCHOS DOLORES
Piense en reducir el 50 % del tiempo que le dedica a prestarles atención a las personas y al mundo que lo rodea, para realizar acciones que aporten importantes beneficios a su vida. Verá un gran cambio
Le daré un consejo para que evite tomar decisiones equivocadas: «Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda, aparta tu pie del mal.» Proverbios 4:25-27
Es decir, vista de águila, mirar hacia delante. ¿En qué camino pone sus pies? No camine por ahí casualmente, acompañando a alguien solo porque es su amigo o porque alguien le dijo: «Ven». No es porque alguien lo llamó que usted lo acompañará. Analice bien el camino antes de colocar los pies en él.
No mire la vida de los demás. Vea los buenos ejemplos, pero no se apoye en ellos, porque hoy pueden ser buenos ejemplos, pero mañana pueden ser malos. El único gran ejemplo es el Señor Jesús, en Él está toda la perfección. Por eso, el sabio mira hacia el Cielo, hacia el Creador, porque en Él no hay error. Con respecto a los demás, no mire, ni siquiera para saber lo que hacen ni para envidiarlos o para intentar entender.
Además, ¿ya se detuvo a pensar en cómo fue diseñado nuestro cuerpo? Los ojos fueron hechos para mirar hacia delante. La posición de descanso de la cabeza es mirando recto. Si usted tiene la cabeza de costado por mucho tiempo, sentirá dolor de cuello. Los pies apuntan hacia delante. Toda la anatomía humana nos indica: «Mire hacia delante y camine hacia delante».
No se desvíe de su camino. Eso fue lo que escribió el rey Salomón. Su padre, David, había orado: «Aparta mis ojos, que no vean la vanidad. Avívame en Tu camino», Salmos 119:37. Aquí, el principio es el mismo: no mirar hacia lo que es inútil.
¿Cuántas personas pierden horas de su tiempo mirando vanidades en redes sociales? Lo que Fulano hizo o dejó de hacer. Y, aún peor, si la única pérdida fuera el tiempo, lo que ya es precioso, porque el tiempo no vuelve, todavía queda el contenido inútil que la persona absorbió. La persona, entonces, puede pasar meses, años de su vida esforzándose para tener lo que vio en el perfil del otro, intenta comprar el mismo auto, hacer la misma dieta, atribuye la posesión de algo a la felicidad. «Si Fulano hizo tal cosa y es famoso, bonito y rico, si yo lo hago, también seré famoso, bonito y rico.» Las personas son infantiles en cuanto a lo emocional y a lo racional.
¿Ya se detuvo a pensar que, si reduce su tiempo en las redes sociales, su vida puede mejorar? ¿Y si pone un poco de sus ojos en la Palabra de Dios? ¿Y si pone los ojos en cosas útiles?
Mire hacia su interior y mire hacia Dios. Si hace eso, usted crecerá mucho. Y después, más adelante, pensará: «¡Dios mío! Cuánto tiempo perdí mirando lo que no debía».
Reflexione sobre este asunto con el siguiente video.