«No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día. Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, mas a ti no llegará.» Salmos 91:5-7

Este lenguaje, naturalmente, remite a un escenario de guerra, de persecución, de enfrentamientos con el enemigo. Si, hoy en día (que las personas viven en ciudades, en edificios con seguridad), las personas pueden ser asaltadas dentro de sus departamentos, imagínese en el pasado.

Pero hay personas que son atacadas por el insomnio o terrores nocturnos. ¿Sabía que la mayoría de los suicidios suceden de noche? La persona es bombardeada en los pensamientos: «Tu vida no tiene valor». Las personas se hacen mal a sí mismas, porque el enemigo habla en sus cabezas.

«Las flechas que vuelan de día» simbolizan los enemigos, que muchas veces lo odian y quieren perjudicarlo.

Si ya vio películas y novelas bíblicas, pudo notar que el soldado está rodeado de enemigos. Cae uno y cae otro. Para poder sobrevivir a este tipo de ataques, el soldado debe ser muy bueno y debe estar rodeado de sus compañeros. David sabia eso: «Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra». Pero usted no debe tener miedo.

El Espíritu dice: «No le tendrás miedo a la muerte». Tal vez esté aterrado con el solo hecho de pensar en la muerte. ¿Y por qué tiene miedo? Porque no habita en el Abrigo del Altísimo. Si no habita con Él ahora, no habitará después de la muerte. Debe resolver eso. ¿Cómo habito en el Abrigo del Altísimo? Haciendo Su voluntad, alejándome de mi voluntad, sin vivir por mis propias reglas.

Quien habita en el Abrigo del Altísimo entiende que la casa es de Él. Cuando usted vive en la casa de alguien, ¿de quien son las reglas? Piense solo un poco. Muchas personas quieren los beneficios, pero no quieren someterse a las reglas.

¿Usted qué hará?

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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