NUNCA TERCERICE SU FE (PUENTES vs. PORTEROS)
Muchas personas quieren los beneficios, pero no quieren hacer los sacrificios. Es necesario que cruce el puente y usted mismo decida llegar a Dios.
Desde el inicio de la humanidad, el ser humano terceriza su fe. Eso sucede cuando una persona no conoce a Dios o está lejos de Él, en pecado y no tiene la valentía de acercarse a Él. Incluso quieren Su ayuda, pero sin acercarse mucho, porque tienen miedo de ser castigadas, controladas. Quieren los beneficios, pero no los sacrificios de la fe. De esta manera, tercerizan la fe buscando intermediarios, a alguien que hable con Dios por ellas.
Esto sucedió en el Sinaí, cuando el pueblo le pidió a Moisés que hablara con el Altísimo por ellos:
«Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos», Éxodo 20:18-19.
Pero Dios nunca quiso esa distancia de las personas. Uno de Sus nombres es Emanuel, que significa: «Dios con nosotros». Esta es la clase de relación que Él quiere, sin intermediarios. El problema es que las personas insisten en poner a alguien entre ellas y Dios. Ahí está el motivo por el que surgen tantos oportunistas para cubrir esa necesidad y, así, nacen las religiones.
Los verdaderos siervos, la verdadera iglesia, las personas de Dios son las que sirven como puente entre los perdidos y el Salvador. Pero, las religiones en lugar de acercar a las personas a Dios, las hacen esclavas de rituales y personas. Vea lo que Jesús les dijo a los fariseos:
«Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el Reino de los Cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando». Mateo 23:13
La pereza e ignorancia espiritual facilitan la proliferación de esta tercerización. Por este motivo, Jesús condenó a los que hacen esto, porque es una agresión a la fe de las personas.
Abra sus ojos, no tercerice su fe. Usted no será salvo por la iglesia o por el pastor. Necesita tener relación con Dios y eso incluye leer la Biblia, ir a la iglesia, buscar al Espíritu Santo para que lo guie. Así, nunca será engañado o dependerá de alguien. La verdadera fe nos hace independientes y no marionetas en las manos de religiosos.