¿POR QUÉ CASI SIEMPRE ESTÁ DE MAL HUMOR?
¿Ya se detuvo a pensar en lo que puede estar detrás de ese constante mal humor? Puede ser más que solo cansancio o estrés, ¡descubra las causas ocultas y cómo liberarse de ese peso!
Usted que es una persona constantemente malhumorada, que carga un peso emocional y espiritual, ¿ya se preguntó qué puede estar detrás de ese mal humor? Es claro que hay muchas razones, pero quiero hablar de una, un tanto inusitada descrita en el Salmo 32.
El rey David dijo:
«Porque de día y de noche se agravó sobre mí Tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano». Salmos 32:4
David se estaba refiriendo a su pecado de adulterio, algo que la Biblia no esconde y que Dios hizo cuestión de registrar para la posteridad. Este pecado, David lo escondió durante un año, trabajó dentro de él como un cáncer emocional y espiritual, consumiendo poco a poco su alegría, liviandad e incluso fuerza.
También dijo:
«Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño». Salmos 32:1-2
David comparaba su condición infeliz de esconder el pecado con la de alguien que había sido perdonado por Dios y estaba libre de ese peso. Él siguió:
«Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí Tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano». Salmos 32:3-4
Es decir, mientras guardaba el pecado sin confesarlo, David sentía como si sus huesos estuvieran envejeciendo. En solo un año, parecía haber envejecido diez o veinte años, porque el pecado castiga.
Podemos comparar al pecado a un agujero negro: este tiene un poder de atracción tan fuerte que succiona todo a su alrededor, incluso la luz. Así es el pecado, drena la energía, el buen humor, la alegría, los proyectos, el amor por los familiares. Hace que la persona comience a tratar mal a los que ama, vea el mal en todo y en todos, porque mira a los demás de la misma forma que se ve: sucia, culpable.
Entonces, ¿cómo cambiar ese humor? ¿Cómo liberarse de ese peso, de ese agujero negro que consume su energía y el de las personas a su alrededor?
David también da esa respuesta:
«Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y Tú perdonaste la maldad de mi pecado». Salmos 32:5
Si usted ha encubierto pecados, ha sido acusado por su conciencia y por el diablo, necesita entender algo: La palabra diablo significa adversario, pero también acusador. ¿Cuál es su estrategia? Primero, él incita a la persona al pecado, convirtiéndolo en seductor, así fue con Eva. Después, cuando la persona cae, él cambia de estrategia y pasa a acusarla:
«Dios nunca te perdonará.»
«Mira cómo todos te juzgan.»
«Huye, porque no soportarás esta vergüenza.»
«Termina con tu vida.»
Eso fue exactamente lo que David vivió durante un año. Él intentó encubrir su pecado y, en cada tentativa, terminaba pecando aún más. Sin embargo, ¡la solución estaba muy cerca!
Cuando David finalmente Le confesó su pecado a Dios y a los que les debía satisfacción, el peso se fue. Sí, él tuvo que enfrentar las consecuencias, pero hay una gran diferencia entre lidiar con las consecuencias del pecado con la conciencia limpia y perdonada y enfrentarlas mientras está preso a la culpa.
Si usted está de mal humor porque siente rabia de sí mismo, la salida es simple: sea humilde, sea inteligente, sea sabio. No siga más las voluntades de su corazón, porque fue él, corrompido, que lo llevó al pecado. escuche la voz de Dios. Confiese sus errores delante de Él y de quien sea necesario.
¿Qué recibirá inmediatamente? Perdón y paz. Con la paz vendrá la cura, el cambio de humor y la restauración de la alegría.
Aunque los demás lo juzguen, porque las personas acostumbran a tirar piedras, dentro de usted habrá paz. Usted sabrá que ya fue absuelto en el STC: el Supremo Tribunal Celestial.
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