¿Sabes por qué hay muchos maridos que prefieren agarrar el automóvil y conducir, saliendo por la ciudad, incluso sin destino, solo para disfrutar del viaje solo? ¿Y también esposas que prefieren vestirse, maquillarse, arreglarse para ir a trabajar o salir con amigas? ¿Y ambos prefieren estas cosas a estar juntos en casa?

Préstale atención a este versículo: «El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia…».Efesios 5:28-29

Nadie lastima su propia carne. Si una persona hace esto, necesita cuidados mentales, porque esto no es natural. Lo natural es descansar, buscar comida que nos haga bien, buscar ropa que nos haga lucir bien y cuidar nuestra higiene. Porque es en el cuerpo donde vive la persona, por eso debe cuidarlo, porque lo tendrá hasta la muerte.

Por eso también debemos cuidar a nuestro cónyuge. Jesús cuida la iglesia. Él invierte en la iglesia, para que se presente ante Él inmaculada, perfecta y santa. Eso es lo que cualquier marido inteligente debería hacer por su esposa.

Vale la pena agregar que, si el dinero hiciera feliz a una persona, los ricos no se divorciarían. ¿Cuánto cuesta el respeto? ¿Una cortesía? ¿Un elogio? ¿Un abrazo?

Entonces, por eso la Palabra dice que el que ama a su esposa se ama a sí mismo.

Pregúntate si hay algo que te dé más placer que tu esposa o tu esposo. Probablemente sea porque inviertes más en ese algo que en él o ella. Si estuvieras haciendo lo contrario, no querrías alejarte de él o ella por nada del mundo.

Piensa al respecto y escucha el mensaje completo en este video.