¿Por qué Dios nos dio voluntades y luego consideró que algunas eran pecado? Seguramente, ya pensó al respecto. O, generalmente, esa pregunta está acompañada de otra: ¿Por qué Dios puso el árbol en medio del jardín si sabía que Adán y Eva comerían de su fruto?

En el Jardín del Edén, Dios puso un solo árbol que no podían tocar. De todos los demás árboles del jardín podían comer. Dios puso al hombre con autoridad sobre toda la Tierra, entregó todo en poder del hombre, excepto ese árbol.

Hoy, esa única prohibición se convirtió en miles de prohibiciones. No por parte de Dios, sino por parte del propio ser humano. Ahora el hombre hace todo lo que quiere, sigue sus deseos, no le importa Dios y hace lo que le viene a la mente, ¿cuántas prohibiciones hay en el mundo? Antes del pecado solo había una prohibición para el hombre en el mundo, después del pecado podemos decir que son millones.

Por ejemplo, debido a problemas de salud el médico le prohíbe determinados alimentos. O, ¿cuántas veces a una persona se le prohíbe hacer lo que le gusta, porque hay leyes que lo prohíben? Dios le dio al hombre el mundo entero, pero si no tiene una visa no puede entrar en determinados países. En fin, las restricciones humanas son infinitas.
Aquí tiene la respuesta para esas preguntas iniciales: ¿Por qué Dios nos dio voluntades y consideró algunas como prohibidas? ¿Por qué Dios puso ese árbol en medio del jardín?
Exactamente para protegernos de lo que tenemos hoy.
Actualmente tenemos un mundo en el que se hace todo lo que se quiere, donde el consejo popular es «sigue tu corazón», «persigue tus sueños» y el resultado de eso es la esclavitud.
Las restricciones impuestas por el hombre, no por Dios, son innumerables.
Necesito el árbol en medio del jardín para respetar que hay un Dios por encima de mí y que si tengo buen juicio debo obedecerlo. Porque, si no lo hago de esa manera, la alternativa será desastrosa.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.