POR QUÉ EL EGOÍSTA SE AÍSLA
El egoísta vive buscando constantemente satisfacer solo sus deseos. Sin notarlo, él mismo construye un ciclo de soledad y sufrimiento
«El que vive aislado busca su propio deseo, contra todo consejo se encoleriza» — Proverbios 18:1
Este proverbio muestra cómo el aislamiento voluntario lleva al egoísmo. Porque la persona se encierra en su propio mundo, rechaza la sabiduría y prioriza solamente sus propios intereses, contrariando la naturaleza divina.
Dios no es egoísta
Dios, siendo autosuficiente, podría haber elegido vivir solo. Sin embargo, decidió relacionarse: creó a los ángeles, a la humanidad y se reveló como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Eso muestra que la esencia divina es dar, compartir, amar. El egoísmo es lo opuesto a Dios.
Cuando alguien se aísla, evita las relaciones, evita compartir, evita entregarse. Es decir, vive solo para sí mismo, volviéndose alguien difícil de tratar. Y cuanto más se aleja, más solitaria y vacía se vuelve su vida.
La relación es prueba de amor
Por supuesto, hay momentos en los que necesitamos alejarnos de las malas compañías. La Biblia nos orienta a elegir bien nuestras amistades. Pero aquí el enfoque es otro: el aislamiento motivado por el egoísmo.
La persona egoísta se encierra, evita involucrarse e interactúa solo cuando tiene un interés personal. Como consecuencia, poco a poco las personas también se alejan de ella. Al fin y al cabo, a nadie le gusta convivir con alguien que solo piensa en sí mismo.
Ese círculo vicioso lleva al aislamiento emocional y espiritual. De esta manera, la egoísta cava su propio agujero de soledad. Y el final de eso es triste. De hecho, el infierno es descrito como un lugar de separación total, el ápice del egoísmo. Por lo tanto, quien elige vivir solo para sí mismo ya está experimentando una previa de eso en la Tierra.
El amor solo se prueba en la relación
Amar al prójimo como a uno mismo es un mandamiento divino. Pero ¿cómo probar ese amor viviendo solo? Sin convivir, no necesitamos tolerar, perdonar o compartir. Y sin eso, el amor sigue siendo solo una teoría.
Es en la relación donde nos conocemos de verdad. El matrimonio, por ejemplo, revela defectos que no aparecían en la vida de soltero. La convivencia diaria pone a prueba nuestro carácter, paciencia y capacidad de amar. Por eso, la vida en comunidad es una herramienta divina de crecimiento espiritual.
El egoísta no tiene crédito en las relaciones
Si usted solo busca sus propios intereses, probablemente no está invirtiendo en las relaciones a su alrededor. Y cuando necesite ayuda, tal vez nadie le responda, porque nunca sembró nada. Las relaciones son como cuentas bancarias emocionales: necesita depositar antes de poder extraer.
Piense: ¿cómo ha tratado a las personas cercanas? ¿Se aísla de sus padres, de su cónyuge, de sus amigos, de sus colegas de trabajo? ¿Vives en su propio mundo, interactuando solo cuando hay algo que ganar?
Comience a cambiar: Siembre generosidad
Entonces, en vez de preguntar «¿qué pueden hacer los otros por mí?», comience a preguntar: «¿qué puedo hacer yo por ellos?».
«Dad, y os será dado» — Lucas 6:38
«… cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos…» — Mateo 7:12
Esa es la esencia de la enseñanza de Jesús. Cuando usted comienza a vivir de esta manera, su vida se vuelve más ligera, con más propósito, y más agradable ante los ojos de Dios y de las personas. La luz de Dios comienza a brillar dentro de usted y también a través suyo.
Vea el mensaje completo en el siguiente video.