POR QUÉ LEONARDO DA VINCI NO LOGRABA PINTAR ESTE CUADRO
Hay un obstáculo que les impide a las personas tener paz, ser creativas e incluso terminar algo muy importante, como sucedió con Leonardo da Vinci. Pero hay una forma de eliminar eso de su vida
Hay una historia muy interesante cuando Leonardo da Vinci estaba pintando el cuadro de «La última cena».
Él mismo contó que, poco antes de empezar a pintar este cuadro, tuvo una pelea muy dura con otro pintor, y se sintió tan molesto con ese colega que decidió que, cuando pintara la imagen de la última cena, pintaría la cara de ese colega en el rostro de Judas, para indicar que era un traidor, y así lo hizo.
Sin embargo, cuenta la historia que cuando llegó a la parte en la que tenía que pintar a Jesús no lo lograba, salía mal, hasta que comprendió que estaba bloqueado en su obra debido al sentimiento que alimentaba contra su colega. Así que volvió y borró la cara del colega del rostro de Judas y lo rehízo con otra cara.
Este hecho ilustra la situación de muchas personas que no logran avanzar en la vida debido a un resentimiento que guardan en su corazón. Vea lo que dijo el Señor Jesús en el Texto Sagrado sobre el perdón:
«Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones», Mateo 6:14-15.
Observe que hay una conexión entre el perdón que les otorgamos a las personas que nos hirieron y el perdón que recibimos de Dios. Uno está conectado al otro, son inseparables.
Ahora, imagínese que está delante de Dios necesitando perdón y Él le dice: «Lo siento mucho, pero no puedo perdonarte, porque Mi Hijo enseñó que debes perdonar a los hombres sus ofensas para que también puedas ser perdonado, y tú no perdonaste, yo tampoco puedo hacerlo».
Por lo tanto, el perdón es una especie de crédito que abro para mí mismo. Cuando doy perdón a alguien, ese perdón se deposita en mi cuenta en el Cielo. Cuando necesite perdón, tengo perdón para sacar. ¿Usted cómo se sentiría delante de Dios si Él no le da perdón por falta de saldo en su cuenta?
Tal vez, su vida está estancada y no sabe lo mucho que el mal del resentimiento, del rencor, de la decepción, de la aversión, de los malos pensamientos, de los malos ojos contra otras personas traban su vida.
Sé que muchos cristianos saben que está mal guardar resentimientos, no se permiten pensar y decir que lo tienen, porque saben que, si lo admiten, están reconociendo que están en pecado. Así que usan otros nombres para justificarlo. Es el marketing del resentimiento, es decir, el resentimiento vendiéndose como algo aceptable.
Le pregunto: ¿Vale la pena?
¿Qué es mejor, quedarse con sus caminos trabados y garantizar su perdición eterna o conceder el perdón que tanto lo beneficiará y sumará en su cuenta celestial cuando lo necesite?
Piénselo al respecto.