POR QUÉ NO LOGRA CAMBIAR
El remordimiento no le proporciona ningún beneficio, pero el verdadero arrepentimiento produce un cambio de hábitos y pensamientos
La mayoría de las personas que desean cambiar de vida no lo logran, y se preguntan: «¿Por qué no logro dejar de sufrir? Sufro tanto en mis relaciones, y en mi vida profesional no tengo éxito. Siempre estoy frustrado, sintiendo un vacío. Todos los años hago listas y planes, decido que todo será diferente, pero todo empeora».
Una respuesta muy verdadera, que va al encuentro de muchos que están en esta situación, es: el remordimiento no produce un cambio, solo el arrepentimiento lo hace. Lo que muchas personas sienten es remordimiento por lo que están pasando. El remordimiento es un sentimiento de pesar, de tristeza, pero no es suficiente para pagar el precio del cambio. El arrepentimiento incluye un sentimiento de tristeza, pero va más allá de ese sentimiento: es una decisión de cortar la carne, de cambiar el rumbo, de abandonar lo que causa sufrimiento. Entonces, arrepentimiento y remordimiento son cosas diferentes.
Por ejemplo, la persona piensa: «Tengo que perder peso». Entonces, se sienta a la mesa, come más de lo que debería y siente remordimiento: «No debería haber comido ese pastel, esa papa». Luego, en la siguiente comida, repite el mismo comportamiento. En cambio, el arrepentimiento es: «No compraré más esta comida, cambiaré este alimento por aquel. Eso no entrará más a mi casa»; es un cambio de pensamiento.
Su matrimonio nunca cambiará mientras no se arrepienta de lo que lo perjudica. Su economía nunca cambiará mientras no se arrepienta de los hábitos que destruyen su dinero, como compras para sentirse mejor o regalos para ganar la admiración de las personas. Mientras no cambie su capacidad de trabajar o su manera de ver su trabajo, las cosas no cambiarán. Tal vez trabaja con rabia del patrón, de los empleados o del dinero que recibe. ¿Cómo prosperará si maldice su trabajo? El cambio proviene del arrepentimiento.
El Señor Jesús habló varias veces sobre el arrepentimiento; Él dijo que vino a llamar a los que reconocen sus fallas, su condición. Incluso, añadió que los «saludables» no necesitan un «médico», sino «los que están enfermos». Cuando reconoce esto, comienza a tomar mejores decisiones. Al principio, será incómodo, porque ya está acostumbrado a lo equivocado, pero luego se habituará a una nueva realidad de hacer lo correcto. A su debido tiempo, cosechará; sea paciente, no se olvide del «tiempo de la promesa».
Piensa al respecto por medio del siguiente video.