¿PUEDE HABER ALGUIEN PEOR QUE EL DIABLO?
Muchos buscan reconocimiento global, fama y poder, pero ¿alguna vez ha pensado a qué costo? Desde el principio, la humanidad ha luchado por dominar el mundo, pero lo que muchos no perciben es que este mundo ya tiene un dueño. Con este video, usted reflexionará profundamente sobre ambiciones, propósito y el verdadero significado de conquistar el mundo.
El Señor Jesús dijo: «Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde?» (Lucas 9:25).
Una pregunta para que todos reflexionemos. Si presta atención, siempre hay alguien que quiere conquistar el mundo. En la época de Jesús, eran los romanos y antes de ellos los persas. Siempre hay alguien que quiere ser famoso y tener poder en todo el mundo. Hoy, son los Estados Unidos, China, Rusia y tantos otros, ya sea en el ámbito político, comercial o religioso.
En el mundo de la música, cuando un cantante tiene éxito internacional, es aclamado como un ícono, y esto se repite en diferentes áreas.
Así que no es casualidad que el Señor Jesús dijera esto. Primero, Él revela este deseo en el corazón humano de ser reconocido. Pero también revela que, en esa búsqueda de fama, poder y reconocimiento, la persona se perjudicará. Porque, piense conmigo, el mundo no es un lugar donde prevalezcan las reglas de Dios. El mundo fue entregado a Satanás por el propio hombre, y por eso el mundo no tiene solución y será destruido. El mundo no sigue las reglas de Dios, sino las reglas del diablo. Entonces, si usted quiere dominar el mundo, deberá volverse igual o peor que el diablo, y así perderá su alma.
En otras palabras, el Señor Jesús está diciendo: «Primero, no lograrás conquistar el mundo y, segundo, si lo haces, te costará tu alma».
Por lo tanto, ya no compita con las personas de este mundo que luchan por obtener respeto, poder y fama. Su trabajo es cumplir el propósito que Dios tiene para usted aquí. ¿Cuál es el papel que Él quiere que desempeñe? Dios no nos puso en este mundo para servirnos a nosotros mismos.
Por ejemplo: una persona trabaja en un restaurante y va a servir una mesa. Primero, debe saber lo que quiere el cliente. Lo que el cliente no quiere no se lo sirve. De la misma manera, debemos preguntarle a Dios: «¿Qué Te hace feliz, Señor?».
Tal vez usted tenga una esposa que no merece que sea el mejor esposo, pero hará lo que Dios quiere que haga, y así será en todas las demás relaciones.
En la Biblia, José fue encarcelado y entonces comenzó a servir a Dios allí. Posteriormente, fue puesto como gobernador de Egipto.
Con esto, el diablo ya no podrá seducirlo con las riquezas de este mundo, porque en usted ha terminado la ilusión de conquistarlo todo. Usted querrá su Salvación y la aprobación de Dios.
Quiero finalizar con un versículo: «Tales son los caminos de todo el que se beneficia por la violencia: que quita la vida de sus poseedores» (Proverbios 1:19). Haga de esto una guía para su vida.
Vea el mensaje completo en el siguiente video.